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ERNA
AROS PENSA
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S.O.S.
(cuento)
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El fumón
del patio de atrás había llenado su mochila de
extrañas
y bellas cajitas para cambiarlas por un pito, pero
como no le resultó
las dejó en la puerta de mi casa.
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No sabía
qué hacer, estas monstruosas especies de
cigarreras, extrañamente
hacían largos los segundos, más largos días y
eternas
las noches, dejándome la sensación de haber vivido
grandes
soledades en el mínimo tiempo.
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No soy ambiciosa,
pero ostento el tener más horas de abandono que
todo el mundo.
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A veces abría
una cajita por curiosidad y encontraba siempre la
nada misma.
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En navidad
pensé que algo podía suceder, fue muy mala
tentativa; no
había árbol ni pesebre, tampoco un pequeño regalo
para algún niño del mundo.
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En noche de
San Valentín de la caja azul ni siquiera saltó un
beso que
me entibiara o un agarrón algo insolente para
sentir que estoy viva.
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Así
lo hice, muchas noches, muchas veces muchas cajas
y todas tenían
nada y desilusionada las fui arrojando a la
basura, a veces indignada las
tiraba por la ventana a la pasada del fumón.
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Quedaba la
última, antes de abrirla la sacudí y sentí un
sonido,
casi como cascabel sonreí, esta sí que me traía
algo.
Pinté mis labios, ordené mi pelo, ajusté mi falda
y abrí…
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Algo pasó,
la maldita cajita tenía un embudo de largo tubo,
el cual con furia
me succionó hacia el país del silencio de donde
nunca más
salí.
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Hoy les envío
este S.O.S. por el oscuro tubo del embudo.
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Otras
muestras de su obra:
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