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EUGENIA TOLEDO
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Poemas
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    Araucaria
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    _______(A Teresa de Jesús Pérez Vergara)
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    El aire juega con los pigmentos,
    selecciona los colores con cuidado y
    desvanece los contornos. Así,
    las sombras destiñen la realidad y
    extinguen de las cosas, sus atributos.
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    (Un aura envuelve mi árbol más querido, la araucaria de mi jardín. La imagino en la cordillera de los Andes,
    proyectando paz sobre el universo otoñal. Sola, rodeada de nubes, nos bendice con la nieve de plata
    mientras sus brazos hacia las alturas, geometría implícita de una plegaria, canta una melodía que calma
    rocas y maderas. Este es el árbol que hilvana con sus agujas los manuscritos perdidos del mundo).
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    En el circuito de la distancia,
    donde todo es rosario de estancias,
    una hoguera corona mi árbol,
    espíritu de mujer,
    preámbulo del atardecer,
    quiero abrazarte como se abraza un jardín
    con delicadeza para que no te vayas.
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    _____De su poemario inédito Trazas de mapa
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    33 años después
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    _______(Para la escritora Julianne Clark)
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    Este es el tiempo que me ofrece una granada
    de sangre roja, oscura y dulce.
    El aroma de estrellas fugaces,
    el segundo antes de cerrar el círculo
    y comenzar otro. Hago un brindis 
    por ese pasado cerrado
    y me lo guardo en el secreto.
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    El cielo es siempre gris aquí, gris de foto.
    Tomo el autobús de vuelta a casa en silencio.
    Todo el mundo lleva una sombra de la vida,
    tal vez la que debí ser, la que debí tener,
    esas historias de qué fue y nunca fue.
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    Parece mentira, dice mi amiga,
    pero aún todo lo que digamos de ellos es poco.
    Ninguna exageración, le respondo.
    Sé que hablamos de aquellos días
    cuando llegué a la Universidad y los conocí.
    No se puede leer la vida en un globo rosa
    ni menos seleccionar los encuentros,
    hay que asumirlos cómo y quiénes fueron,
    las circunstancias y los individuos.
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    Cáscara vacía, la granada de rojo,
    como niñas en un cumpleaños,
    rompimos la piñata con los ojos vendados,
    sin miedo de tropezar caen las verdades,
    azules y blancas en nuestras manos, ninguna gris,
    mientras la risa y las estrellas fugaces,
    giran en ronda de luces y colores.
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    Rara Avis
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    A estas alturas de mi vida, dije, debería hacer algo de dinero,
    trabajar en la academia, ser best-seller, ser famosa, llenar el hall
    de gente que escuche cualquier cosa que salga de mi boca.
    Leer embrutece la mente, dijo alguien una vez,
    y todavía me acuerdo de la frasecita. ¿Sería Don Quijote?
    ¡Y qué torpeza la de mis poemas!
    Ningún escrito para la memoria del país o la historia de la democracia,
    ningún escrito para la posteridad o para ganar el primer premio.
    tengo que recordar solamente que no estudié para grande,
    sino para vivir de la literatura, porque como la poeta dice,
    lo mío es lo pequeño lo que apenas puedo ver._
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    Lo mío es el poeta que viene del campo,
    aquel que todavía escribe a máquina sus poemas,
    mientras sigue lloviendo en su tierra de Temuco.
    El poeta del pueblo sin nombre en el mapa,
    que viajó a la ciudad para buscar trabajo.
    Y el que camina por la ciudad y el campo
    buscando a los desaparecidos.
    Los niños en una escuelita de Santo Domingo
    (¿o fue Santo Domínguez o San Antonio?)
    El centro cultural, la biblioteca venida a menos.
    La poeta que nunca tendrá una presentacion pública
    de su libro, ni académico que se interese en escribirle una crítica.
    La poeta de la costa que anota cada día un haiku y que, amorosamente,
    los re-escribe en sus libros artesanales.
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    Lo mío es reconocer a aquella poeta que escribió clandestinamente
    durante la dictadura y la otra que enterró sus poemas bajo un árbol
    para salvar a su familia cuando venían por ella.
    Yo soy la que vendo mis libros en la calle.
    Parada en una esquina los trueco como si fueran joyas.
    Los ofrezco en los buses de la locomoción colectiva.
    Los vendo a bajo precio y todavía me los regatean
    (y algunos hasta me dicen puedo, pero no quiero).
    Para las noches frías, dejo los restoranes.
    Para los enamorados, los poemas de amor.
    Yo soy leída por mis amigos, mis parientes y mi querido profesor
    que me habla de la primavera de nuestras vidas y
    de tantos aguaceros perdidos en calles vacías,
    como las palabras que salen volando por la ventana
    cuando veo que alguien pasa por enfrente de mi casa dispuesto a escucharme.
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    Entonces, como murciélaga extiendo mis alas,
    pego un grito y tirito de placer en el vuelo.
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      * _(De Malú Urriola, Nada, p. 35)
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    Raymond, Washington
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    _______(A Susan Sola)
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    Un pueblo en ninguna parte, un pueblo tras otro a orillas del mar,
    entrada de mar aguas tranquilas, el estuario se baña
    Lluvia fina niebla que repasa los edificios de Raymond, Washington.
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    Paramos en una cafetería tradicional, clientes y caseros habituales que nos miran al entrar con ojos grandes, dos turistas despistadas guiadas por el sabor de las ostras, que mi amiga indica son exquisitas, dice en esta zona.
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    Se me hace agua la boca de sólo pensarlas.
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    Miramos alrededor, las familias que han vuelto de la iglesia, los hombres en sus ternos apretados, la señora de púrpura con un sombrero floreado, la música folklórica que no identifico, dos chóferes de camiones de 18 ruedas tomando café a raudales, se ven trasnochados, arrugados y tan lejanos.
    Las camareras corren en sus uniformes blancos y una bandeja siempre en las manos con tazas, platos o vasos que bailan en el aire.
    De paso queremos ostras del criadero, una vez que conseguimos una mesa. 
    Y miramos los detalles a nuestro alrededor, las conversaciones que dejan llover palabras diversas de noticias y las cosas del pueblo que no entendemos. El resto es desierto. La calle está muerta.
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    Aquí están en nuestros platos las ostras como color espuma, bellas, relucientes en su fritanga, el sabor suave de la mantequilla y la leche que sube por mi paladar. El placer de lo suculento. Una perla blanca inesperada en mi boca. Las semillas del jardín del mar. Carne sagrada es la riqueza.
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    Afuera sigue la lluvia, es una cortina que esconde o anubla la historia del lugar que no entendemos, tras los edificios mojados seguimos camino, el auto raudo pasa y deja atrás el pueblo, casi fantasma, que nunca más veremos.
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    El sabor de las ostras sigue en mi boca hasta hoy.
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    Los cielos nos alcanzaron
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    Los cielos nos alcanzaron anoche
    Llenaste la tetera roja que se calienta en la cocina
    Con las lágrimas del último invierno
    Aire del vapor de una taza de té
    ______Ondas
    Ondas
    ______Ondas
    Trenzándose en espirales
    Como suspiros de viento en la carrera hacia la casa
    No escrito, no amado, no hablado en una cierta forma 
    Pasando de la esencia a la evanescencia
    Y viceversa. Otra vez.
    ______Gira
    Gira
    ______Gira
    Nieve, blanco sin forma
    Cayendo en nuestro lado de la montaña Rainier
    Iluminando con cuidado tu vellón de marfil
    Danzando alegre entre los copos  en mi cabeza
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    ¿Te das cuenta lo que esto significa?
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    El mar es el ojo del invierno
    ______Una gota de gracia
    ______Y entonces el agua está en todas partes
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    El diseño formal de un poema
    Debería ser una taza de té desde el corazón
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    Incluso cuando ya no le preocupa la forma
    El corazón no guardando más el equilibrio
    Pulmón, ¿por qué me permites respirar a gusto?
    El ojo del invierno abre las hojas de té
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    Ayer, estuve mapeando una gota de ámbar
    ______En algún lugar en Seattle, Washington
    ______Como un sol cayendo en el mar
    ______Una gota de té, agua entre agua
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    Dime, cual es la razón detrás…
    ¿O no te das cuenta lo que esto significa?
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    Humo
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    El fantasma del invierno rodó el viento
    Atravesando la casa,
    Envolviéndola en un diáfano vestido de humo
    Rodeando nuestra noche y
    Tornándonos en nubes o
    En las sombras de los años venideros
    Envueltos en niebla profunda
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    Después que las llamas fueron extinguidas
    El fantasma se quedó en el espacio azul celeste
    Corona de neblina
    ______Perfume arbóreo
    ____________Vendaval roto
    Blanco
    ______Incandescente
    ____________Desvelado
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