Colección de poemas “Exilio”

Recopilados y editados por_María José Giménez Micó


 

Índice de autores

 
  • Linda Berrón
  • Dina Posada
  • Rocío Castro Morgado
  • Nela Rio
  • Jorge Etcheverry
  • Carmen Rodríguez
  • María José Giménez Micó
  • Lady Rojas Benavente
  • Cristina Gutiérrez Richaud
  • Alejandro Saravia
  • Hugh Hazelton
  • Elsie Surena
  • Julio Herrera
  • Sonia Thon
  • Ángela Ibáñez
  • Luis Torres
  • Jorge Lizama Pizarro
  • Francisco Javier Ucán-Marín
  • Marián Muiños
  • Marta Zabaleta
  • ,,,
     
     
     

    Linda Berrón
    Costa Rica

    De El sendero de la calandria

    Ellos

    Han venido peleando
    con los cuervos
    y las rocas.
    Han venido vociferando,
    haciendo alarde
    con el fuego
    y con el toro.
    Finalmente han caído
    a nuestros pies,
    ensangrentados.
    El dolor no les deja
    abrir los ojos.
     

    Si tan sólo

    Si tan sólo te hubieras perdido
    yo saldría a buscarte.
    Hasta la frontera de mis fuerzas
    seguiría tus huellas,
    (todas las criaturas hablarían de ti
    quién podría olvidar el vigor de tu paso).
    Sería fácil encontrarte, mi amor,
    si tan sólo te hubieras perdido.
     

    Otro frío el mismo frío

    Conozco el hielo desde la infancia
    transparente y azul en las montañas
    humillado y sucio en el asfalto de las calles
    pero nunca había visto
    un hielo tan gris como el de tus ojos.

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    Rocío Castro Morgado
    Lima, Perú

    Desde el exilio
    A  Aung Saan Suu Kyi,

    En Londres
    la bruma
    me envuelve  con su pálido esplendor

    en el parque
    una ardilla roe plácidamente
    una bellota
    sobre el grass

    los niños ríen
    cuando lanzan
    un disco
    que surca el paisaje como un cometa.

    Brevísimo
    e inalterable
    es su fulgor.

    En mi país
    donde un astro de fuego incendia el cielo añil
    y las aves
    beben de fuentes en las que se diluye
    el sol
    una sombra blande una espada
    que corta el perfil del aire
    la canción de los jilgueros
    el amanecer.

    Me hieren
    los ojos  rasgados por el asombro
    de un niño
    su gesto  que se esfuma
    su inaudible voz.

    Extiendo mis manos al vacío
    para recobrar
    su risa
    con mi dolor.

    Debo volver
    a mi país.
     
     

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    Jorge Etcheverry
    Chile/Canadá

    De Vitral con pájaros

    Exilados

    Nos dijeron que se iban
    Que muy pronto volverían

    Pero nosotros sabíamos en nuestro corazón
    que no veríamos de nuevo esa caras ansiosas
    de pupilas dilatadas por el miedo
    por sueños imposibles

    Ellos habrán de echar sus raíces lejos
    fuera de nosotros

    Plantarán su semilla
    en tierras de color insospechado
    Saturadas de distintos olores
    y sonidos inciertos
    Tierras de las que sólo sabemos el nombre
    que no podemos pronunciar

    Vedlos ahora remontar el vuelo
    como una bandada de pájaros espantados
    por el perdigonazo del cazador

    Un vacío parece que se está instalando
    en medio de nuestras poblaciones

    Una generación más valerosa que ninguna
    de ojos francos como palmas abiertas
    es la que hace las maletas
    y con anticipada añoranza
    recorre por última vez
    nuestras calles

    Dejemos a los más viejos la tarea de llorar
    Alegrémonos por ellos, los que se van
    los que no verán sus alas cortadas
    ni sus ojos cegados

    Florezcan ellos como mil flores en otra tierra
    Sean sus hijos un extraño fruto saludable
    Que sepan contarles cuentos, en la tarde
    antes de dormirse

    Sobre esta tierra
    Sobre nosotros
    Sobre lo que aquí dejaron
     
     

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    María José Giménez Micó
    España/Canadá

    Para mí el exilio es distancia

    Para mí el exilio es distancia
    lejanía de las cosas familiares
    de los lugares conocidos
    del hogar que quedó atrás.

    Entre un fui y un seré
    construyendo un soy,
    buscándome entre otras gentes
    en otro lugar.
     
     

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    Cristina Gutiérrez Richaud
    México
    (Enlace a su página)

    Afán de largarme al exilio a otro planeta

    Este remar en un río sin aguas
    este cielo sin nubes
    este aleteo sin viento
    este deseo de llanto desde mis ojos secos
    este sentirme extraña en todas partes
    este lenguaje mío que nadie entiende
    este azul que todos ven tan rojo
    este ir y venir sin llegar a ningún lado
    este cigarrillo ya no me hace compañía
    estas mentiras que sólo yo me creo
    esta pluma sin tinta
    esta matriz sin cáncer
    este espejo que desde siempre me rechaza
    este no desear nada pero acudir a las citas puntualmente
    este afán de largarme al exilio a otro planeta
    este deseo de dormir quince días y ninguno al mismo tiempo
    esta confusión de vaso roto
    este rumor de fin de siglo
    este milenio en bancarrota
    esta marea sin barca y sin olas
    estas aguas estancadas a pesar del terremoto
    esta condena sin cárcel y sin rejas
    este reencarnar en un violín sin cuerdas
    este ver a los otros como muertos
    este resucitar cada veinticuatro horas sin mortaja
    este dolor de cántaro vacío
    este país que cargo sobre el lomo
    esta insoportable mirada más allá de lo evidente
    este deseo de ser muda en esta tierra de sordos
    este amor que cotizaba en la bolsa de valores
    este remordimiento de no haber sido un cerdo más entre los cerdos
    esta obsesión de aprehender la belleza aunque me duela
    este hartazgo de ver las mismas calles diario
    este amasiato con el arte
    este amar más a los libros que a los hombres
    este ser y no ser en un mismo epitafio
    este preferir los cementerios a los templos
    este ir tachando uno a uno los nombres del directorio telefónico
    este deseo de regalar mi casa y mis costumbres
    esta pena que no sabe en donde duele
    este fornicar con la monotonía
    este Dios escrito con números rojos
    esta penitencia aún sin pecado
    este volver a remar en cualquier río sin aguas
    este negar más de tres veces mi locura
    este buscar el factor hereditario de mi hastío
    este desfalco de sonrisas
    este no saber
         ni cómo
              terminar un verso.
     
     

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    Hugh Hazelton
    Estados Unidos/Canadá

    De_Antimatter

    llegan

                                          a Caleli e Yvonne América Truque

    del Sur
    por avión autobús o corriendo por el desierto y bosques norteños
    con sus maletas de poemas y manifiestos arrugados
    los ojos llenos de mundos idealizados arrancados
    a culatazos y balazos
    pero que "se realizarán un día no tan lejos" están seguros

    llegan en jóvenes parejas que discuten todavía entre ellos
    y luego luchan juntos para establecer una cabeza de playa
    para estos chiquillos
    que miran todo con cara de asombro
    como si fuera una escena de película
    mientras los hermanitos lloran cuando se les trae al cine
    y la gente de aquí los mira con escándalo

    llegan y se establecen y entran a empleos duros y mal pagados
    "solamente por un tiempito, ¿viste?, hasta que organicemos algo"
    fortalecidos por sus creencias en el valor de todo trabajo humano
    para seguir laborando en cualquier cosa, viejo
    y luego el sábado por la noche
    van a peñas en sótanos de iglesias
    con danzas folclóricas y comida típica y escuchan a sus paisanos
    leer cartas de solidaridad en altoparlantes gastados que no se oyen muy bien
    y luego bailan salsa y cumbia y danzas de allá
    mientras los chicos corren chillando entre las piernas de los padres
    que toman otra cerveza y analizan de nuevo cómo carajo realmente fue
    que los milicos tomaron el poder

    llegan a refugiarse exiliarse ganarse la vida
    en los mismísimos países
    que a menudo financiaron el derrocamiento de sus presidentes
    limpiando las sedes sociales de las multinacionales que desde hace años
    van explotando a sus familias y saqueando a su nación
    países que los aceptan pero que a menudo
    rechazan sus documentos y descartan sus diplomas
    y les mandan a sudar en fábricas donde la gente local nunca se ve
    o a volver a hacer los estudios y luego comenzar de nuevo
    que dificultan la entrada de los abuelos
    y cuando intentan organizar sindicatos con una retórica revolucionara
    incendiaria que les da miedo a los obreros de aquí
    --pero que termina por animarlos--
    y luego los dirigentes gremiales les dicen que
    "este tipo de retórica no se usa mucho por aquí, ¿m'entendés?"

    llegan de países que valoran la palabra y el arte
    que ellos celebran en sus tertulias y recitales de poesía en bares-humaderas
    donde los clientes habituales los observan con curiosidad o asombro
    mientras ellos proclaman sus versos
    y luego se autopublican en minúsculas revistas
    editadas en su idioma
    y se riñen entre egos y tendencias
    pero se juntan también todos para el próximo lanzamiento
    y para jurar sobre el alma de la tatarabuela
    que el poeta más mediocre de allá vale pero mil veces
    el mejor soso premiado de aquí
    y que la osadía de vanguardia no se conoce
    en este país donde nadie se atreve a contradecir la autoridad

    llegan y andan ignorados desconocidos por las calles heladas
    donde la gente sin hogar duerme en las cajas automáticas de los bancos
    no tan diferente finalmente de lo que dejaron allá atrás
    salvo en versión más opulenta
    y sus costumbres de conversar
    de solucionar los problemas juntos
    de pensar en la comunidad
    dejan sus semillas entre los bohemios, artistas y rebeldes de acá

    y un buen día se despiertan y se miran el reflejo y se dan cuenta
    de que los años han pasado y todavía están aquí
    con su familia sus amigos y su profesión
    que los milicos están cediendo el poder muy pero muy lentamente
    y que sus hijos hablan más inglés o francés --carajo-- que su idioma natal
    y que ellos mismos cuando vuelven allá
    usan frases inesperadas medio raras que vienen de los idiomas de aquí
    y que finalmente ellos conocen mejor esta orilla lejana
    donde viven en relativa tranquilidad

    pero, eso sí, ellos nunca se dan cuenta
    de todo lo que le han aportado y dado
    a la gente de aquí
     
     

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    Julio Herrera
    Chile/Canadá

    Excuse-moi, monsieur

    Excuse-moi, monsieur, no soy ave migratoria
    que por capricho abandonó su morada
    al arribo de adversas estaciones:
    soy un náufrago de un país zozobrado
    que un pirata infame hundió
    en las mares de la miseria.

    Ando en busca de una playa hospitalaria
    sin escollos de absurdas celosías.
    Ando en busca de una tierra sin fronteras
    donde encuentre al hermano universal
    de mis ensueños combativos y mis luchas ancestrales,
    para que juntos encontremos,
    con brújulas ideales y brazos solidarios,
    la tierra prometida que las armas robaron
    a nuestros sueños milenarios.

    ¿Que cuál es mi nombre...?
    Mi nombre no está escrito
    en aquéllas epopeyas oficiales
    cuyas lídes, si acaso se escucharon
    en éstas tierras taciturnas,
    llegaron tal vez como un pérfido rumor
    de bárbaras leyendas de selvas, de tribus,
    de guerras ancestrales.

    ¡Yo soy Job, el santo, paciente y clandestino...
    ..pero que a cada agónica jornada se levanta
    con la furia justiciera por las hambres decretadas…!
    ¡…y soy Lázaro, que aunque indulgente a las miradas
    que extrañas y hostiles, esquivas me circundan,
    prosigo mi ruta sin aplausos,
    con mi carga pesada de nostalgias,
    y con la intolerable fidelidad de mis dolores.
     

    ¡...Y soy Jesús, Cristo revolucionario,
    que aunque el amor y la paz vague pregonando
    volveré con mi azote justiciero
    a expulsar los infames mercaderes
    que mi templo soberano profanaron!

    Excuse-moi, monsieur,
    ¡y no me pida que sea como aquél altivo pino
    que insensible tolera la fría nieve
    que místicas alturas le deparan!
    ¡Yo soy como éste deshojado erable,
    que aunque pierda su follaje
    al arribo de los rigores invernales,
    regresa persistente, tras lo cálidos fulgores
    de gratas estaciones,
    con caudales renovados de dulzura
    y con el verde inmortal de la esperanza!
     
     

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    Ángela Ibáñez
    España

    Exilio

    I

    En el alma una bandera
    Que ondea por cualquier lugar
    Que besa la niebla
    Y atrapa la risa
    El miedo
    Y la prisa
    Por volver
    Y juntos de nuevo
    Luchar

    II

    De un país lejano
    Vengo tranquila
    Del mar de los abrazos
    Partí un día
    Dejé mi casa
    Y mis sandalias
    Fueron toda mi vida
    No recuerdo los senderos
    Pero sí las flores
    Que compartieron mi alegría
    Las caras sonrientes
    que brotaron
    Alumbrando
    Mi osadía
    Las gentes
    Sus manos
    Sus palabras
    Los mojones
    Que marcaron
    La ruta
    Del alma
    Que en cada segundo
    Descubría

    III

    Lanzo mensajes en las botellas
    Todas son azules
    Con los pies en el agua
    Mojo mis ideas
    Refresco mis ojos
    Lanzo mensajes
    Hacia el horizonte
    En la orilla
    De mi arena
    Parece que se esconde la pena
    Entre las conchas y las estrellas
    Lanzo mensajes sin nombre
    Lanzo letras sin palabras
    Lanzo palabras sin aire
    Para que se ahoguen
    Solas, por si no llegan.

    IV

    Diré que fue el viento
    Diré que fue el mar
    Diré que no sé
    Lo que siento
    Ni lo que pude
    Olvidar
     
     

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    Jorge Lizama Pizarro
    Chile/Canadá

    Circunnavegación

    I
    Se fueron todos, las playas quedaron vacías: los locos
    vestidos de blanco
    esqueletos, los arlequines, monos y pájaros exóticos.
    Selvas y frutas tropicales, las diversas faunas marinas
    dejaron todo, no estaban acostumbrado a la bestia, a
    la cortina negra,
    a las gargantas secas por falta de todo: unos seres
    obscuros ciegos del corazón
    y de todas partes.
    Quitaron el poquito de libertad económica que había.
    El acordeón y la majestuosa trompeta
    no podían tocar pasada la medianoche.
    Cuando las lunas estaban llenas en las noches
    celestiales al compás del mar,
    ante la inmensa atmósfera marina de energía compactas
    de dulces revelaciones
    benéficas o dolorosas en el aprendizaje de las
    experiencias cósmicas.

    II
    Las mujeres guardaron sus cosas y algunas partieron
    montadas en los hipocampos
    con sus baúles atiborrados de bellezas, tomaron sus
    bastoncillos mágicos o sus escobas y algunas se fueron
    por las computadoras en un viaje que nunca termina.
    Algunos hombres salieron volando, otros haciendo dedo;
    el suelo quedó lleno de cadáveres con los ojos
    abiertos mirando el firmamento,
    cargados de historias, muchos iban rebosantes de luz
    síquica y otros ya no eran
    más que calaveras con la luz extinguida.

    III
    ¡Dónde está el sol! Nos bañamos en el fuego
    quemante resplandeciente
    de la luz, con las aspiraciones de aprendices de magos
    con profesión
    de artistas entendido en maravillas y telepatías.
    Artesano de las intuiciones, escultor, arquitecto de
    estructuras interiores
    con sonrisa de piano, como trompeta en un club de
    jazz, o una corrida de toros. Escalando las montañas
    de los Andes para mirar alto,
    prestos conquistadores del amor, entendidos en
    tinieblas y religiones
    con sabor a latin lovers.
    Con un gusto a ceniza en la boca como dicen los
    italianos,
    “las flores más bellas nacen en el fango”.

    IV
    Con ese terrible dolor a muelas y arropándose con
    todas las hermosuras,
    caminando como volando en la onda: con la sustancia
    modificable
    una deuda con la naturaleza, sacando fuerzas del
    cuerpo:
    los costillares asados de la amistad,
    los maestros del ajedrez, los comedores de libros,
    los locos del absoluto,
    Los que tenían dinero pero les faltaba imaginación.

    V
    A las hermosas que le gustaban los viejos, a los
    jóvenes que prefieren
    las grandes nalgas de las cuarentonas.
    Los especialistas del olfato erótico.
    A los artistas rencorosos de la pobreza muriéndose en
    una bohemia densa,
    impregnada de alcohol y de humos.
    Los políticos idealistas, perros con las luces
    abiertas, aferrados
    por una sociedad más justa: los aviones llenos de
    exiliados,
    el dinero como siempre en las manos de unos pocos
    egoístas.
    ¡Se fueron todos!

    VI
    Nadando en otro idioma, en viajes largos, bus
    cando la
    ciudad de la serenidad
    en periplos de años aventureros para después en la
    ciudad sola,
    trabajar y escribir los fines de semanas y tomando
    vino chileno por puro
    patriotismo.

    VII
    Los poetas vagos son de la época romántica.
    Se quedaron esperando el retorno que nunca llegó;
    es en las tardes de domingo, cuando más se acuerdan,
    algunos se enamoraron de mujeres feas,
    solo por pura falta de afección.
    bueno y los problemas con el acento:
    los buenos se acomodan rápidamente,
    las bellas y los guapos hacen su agosto en terribles
    luchas amorosas, inevitables enfrentamiento de
    culturas y sexos.
    Nacen hijos bellos de unas fuerzas rebosantes de
    vigor.
    Los poetas y los pintores, juntos exploran en sus
    cielos
    de absolutos.
    En las minas subterráneas del alma quedan los
    acontecimientos
    las revelaciones del arte y de la vida.
    La historia de un pueblo que siempre produjo buenas
    cepas.
    El poeta respira alto en esa playa del Cono Sur.
     
     

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    Marián Muiños
    Pontevedra, España

    Dentro de tu vientre

    Dentro de tu vientre,
    Madrastra,
    nazco, crezco, envejezco;
    fetal y vulnerable,
    sonrío al sol sobre el monte
    a la bruma bajo el sol
    al monte sobre la ría.
    Con optimismo adolescente
    trato de conquistarte,
    Abuela Patria,
    sin espadas ni cruces,
    con mi simple persistencia
    y esta predilección de cada día,
    para recuperar mi historia
    -que copulará con el olvido
    y hará tan vano este intento.
    Madrastra España,
    sólo busco acunarme, mecerme
    en tu bolsa de aguas nuevas
    y regar la tierra dulce de Galicia,
    para que broten mis plantas,
    aunque mis ramas se alejen
    en pos de otros soles.
    España,
    tú que miras
    de reojo al inmigrante,
    y retornado llamas
    al hijo de tu hijo,
    ¿por qué olvidas a los vientos
    que soplaron hambre y sangre,
    dictadura, emigración,
    y un panal desgarrado entre tus dedos?
    Malos tiempos te cercaron,
    esparciste tus semillas
    y la hiedra está cubriéndote los muros:
    es la vida
    son las vidas que regresan.
     

    Dentro do teu ventre

    Dentro do teu ventre,
    Madrasta,
    nazo, medro, envellezo;
    fetal e vulnerable,
    sorrío ao sol sobre o outeiro
    á bruma baixo ó sol
    ao outeiro sobre a ría.
    Con optimismo adolescente
    tento conquistarte,
    Avóa Patria,
    sen espadas nin cruces,
    con a miña sinxela persistencia
    e ista predilección cotidiá,
    para recuperar a miña historia
    -que copulará có esquecemento-
    e fará tan van este intento.
    Madrasta España,
    só busco arrolarme, abanarme
    na túa bolsa de augas novas
    e regar á terra doce de Galiza,
    para que broten as miñas prantas,
    para que só se arreden
    tras doutros soles
    as miñas pólas.
    España:
    tí que miras
    de reollo ó inmigrante,
    e retornado chamas
    ao fillo do teu fillo,
    ¿por qué non lembras aos ventos
    que sopraron fame e sangue,
    dictadura, emigración,
    e un panal desgarrado entre os teus dedos?
    Malos tempos cercáronte.
    Esparciches as tuas sementes.
    E a hedra está cubríndote os muros.
    É a vida,
    son as vidas
    que retornan.
     

    Within your Womb

    Within your womb
    Stepmother,
    I am reborn, I grow, I age,
    fetal and vulnerable,
    my smile jumping to the sun on the hill
    into the mist under the sun
    onto the hill over the ria.
    With adolescent optimism
    I do try to conquer you,
    Grandmother Country,
    without swords or crosses
    -with just my persistence
    and this daily predilection-
    to recoup my history
    (which will copulate with oblivion
    and will make this attempt so vain).
    Stepmother Spain,
    I just try to rock and sway myself
    within your new bag of waters,
    and thus spray Galicia´s sweet land,
    for my plants to sprout up,
    although my branches develop
    towards other suns.
    Spain
    You, who glare
    at the immigrant,
    You, who call “comebacker”
    to your son´s kindred,
    why do you forget the winds
    which drew  hunger and blood,
    dictatorship, emigration,
    and a honeycomb torn up between your fingers?

    Old times besieged you,
    Your seeds scattered off
    and ivy is now creeping onto your walls:
    It is Life!
    They are the lives
    coming back,
    coming back!
     
     

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    Jorge Nef
    Chile/Canadá

    Puerto invernal

    El crepúsculo gris ha extendido su sombra
    sobre el paisaje blanco y angustioso de invierno.
    La soledad profunda de la noche me envuelve
    con su desolación transformada en silencio.

    Más allá de estas playas de mareas amargas
    y hierros herrumbrosos y dolor de destierro
    están las tierras mías preñadas de añoranzas,
    con sabor de vendimias, de patios y recuerdos.

    En el muelle vacío siento morir las olas:
    el ritmo acompasado de la arena y del tiempo.
    Entre el hielo y la sal y las cadenas rotas
    la vida se nos va como agua entre los dedos.

    A lo lejos se escucha una ronca bocina,
    rompiendo en un lamento la neblina del puerto;
    es un barco que parte hacia tierras remotas,
    más allá de la línea del horizonte incierto.

    ¡Qué deseos tan grandes de partir!...Sin embargo
    en la noche distante y enemiga presiento
    que es tarde para todo. Solo, quedo mirando
    la soledad inhóspita que crece bajo en cielo.

    Toronto, 1975
    Santiago

    Santiago en primavera
    me recibió
    lloviendo
    con un tango
    de otoño.

    Es difícil volver.
    después de tanto
    tiempo.

    Reconocí el aroma
    de jazmín y rosales tras las verjas
    de hierro,
    como si hubiese sido
    que ayer cerré la puerta.

    Recuperé el silencio
    de las calles
    heridas de nostalgias
    y tantas cosas viejas.

    Fui volviendo
    de a poco
    en la copa del vino
    y en la bruma
    y en el atardecer de campanarios
    y en el sabor del pan
    y en el dolor de tantos
    y en el canto
    de gorriones, chincoles y organillos.

    Santiago, 1985
    Chile

    Chile
    fue para mí
    siempre un amor difícil,
    con la ansiedad profunda de la entrega imposible.

    Entre aristas filudas de cordillera y rocas
    y vientos milenarios,
    fue una estrella
    inasible;
    o un reguero de espuma en el abismo inmenso
    y triste del océano.

    Más que un sueño fugaz, fue una desesperanza
    de angustias cotidianas:
    un recuerdo de aromas
    que quizás
    no existieron;
    el encuentro furtivo
    de lo no acontecido;
    la palabra no dicha;
    la canción no cantada;
    la sed
    interminable
    y el llanto no vertido
    de una pasión ardiente que quema desde adentro
    y no encuentra palabras.

    fue un rojo volantín,
    la nube en la montaña;
    el otoño infinito;
    la rosa deshojada;
    el niño triste y solo y un poema inconcluso
    que rima con la nada.

    Guelph, 1995
    Retornar

             I

    El otoño de nuevo extiende su follaje
    en la suave campiña, con sus neblinas tenues
    y sus contornos vagos.

    El aire
    tiene un dejo de vegetal fragancia:
    frescor de madrugada
    y aromas familiares.

    Volver,
    como se vuelve
    al terruño adoptivo:
    la casa de ladrillo,
    el frescor de la hierba,
    la vertiente del agua,
    el pan
    de trigo blanco.

            II

    Estación
    de hojas secas
    y vendimias;
    la sutil sensación
    de irse
    alejando.

    Vieja alquimia
    de savia adormecida
    y de raíces.

    Humedad en el aire,
    viento frío;
    a veces un crepúsculo violeta
    y un vuelo
    de gorriones
    peregrinos.

           III

    Retornar en otoño,
    recogiendo
    puñados de hojarasca;
    tras la reja
    se vislumbra el jardín abandonado
    y una huerta cubierta
    de maleza.
    La casa está
    vacía.

    El viento
    frío
    barre los recuerdos.
     

    Guelph, 1985
    París

    París,
    yo te recuerdo
    con un dejo
    de bruma.

    Jardín de Luxemburgo
    a comienzos
    de otoño:
    castaños y una fuente
    y un vuelo
    de gorriones
    y esa vaga nostalgia
    de un viaje
    sin retorno.

                                                                                                                                      Paris, 1982
    Volver

    No se puede
    volver
    aunque uno quiera.

    Nada es ya
    como fue;
    todo ha cambiado.

    Las calles son ajenas;
    la gente es otra gente.
    Nosotros mismos
    somos
    quizás muy diferentes
    de aquellos que hace tanto
    deambulaban
    con sueños y canciones en los labios.

    Sin que nos demos cuenta,
    nos ha pasado
    el tiempo
    y ahora sólo somos
    nuestro mismo
    recuerdo.

                                                                                                                                      Toronto, 1986
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    Dina Posada
    San Salvador, El Salvador

    La incógnita

    Sin patrimonio ni domicilio
    descifro mi nombre
    en el tropiezo de los mapas

    El color de mi voz es un riesgo
    y una espiral que me lanza
    al suburbio de los proscritos

    No consigo sanar mis distancias

    y aunque quisiera coger
    el timón del olvido
    he de seguir

    bajo los puentes rotos
    rescatando
    adioses inservibles

    única posesión de los vagamundos.
     
     

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    Nela Rio
    Argentina

    Haiku del exilio

    Espacio tiempo
    ni abierto ni cerrado.
    Suelo en las olas.
     
     

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    Carmen Rodríguez
    Chile
    De Guerra Prolongada/Protracted War, 1992

    Idioma original

    Sollozos de máquina
    voces
    afuera
    en el mundo

    Yo mastico un cierto dolor

    Entre mis piernas
    pedazos de carne
    con uñas mugrientas
    pujan hacia arriba
    fantasías antiguas
    ya paridas
    ya abortadas

    Yo mastico un cierto dolor

    Uñas mugrientas
    negro
    brillantes
    rojo

    Yo desangro efímeras imágenes
    estertores en coro

    Mi lengua
    inflada a la n potencia
    revienta
    un líquido espeso
    ahoga el esfuerzo supremo
    de articular
    ar-ti-cu-lar
    un sentido

    Lo he olvidado todo
    Mi arma está muerta
    el futuro no existe
     

    Original Language

    Machine sobbing
    voices
    outside
    in the world

    I chew over a certain pain

    Old fantasies
    already born
    already aborted
    strain upwards
    between my legs
    like flesh
    with filthy fingernails

    I chew over a certain pain

    Filthy nails
    black
    shiny nails
    red

    I bleed ephemeral images
    death rattle in chorus

    My tongue
    swollen to the nth degree
    bursts
    a thick fluid
    drowns the supreme attempt
    to articulate
    ar-ti-cu-late
    a meaning

    I have forgotten all

    My weapon is dead
    the future does not exist
     

    De Ellipse, 1997

    Los zapatos

    Qué sintió mi hermano esa noche  profunda y vacía  de agosto
    cama de hospital
    sondas agujas tubos    invasión de orificios

    Qué sintió mi hermano
    majestuosa ballena gris
    varada   playa solitaria
    arena tibia  invitadora
    y el pulso del mar   tan cerca   inalcanzable

    Vió el sol   sintió el océano reventando
                        en su memoria
    escuchó el pito del tren
    recitó Antilhue Pishuinco Huellelhue
    como lo hicimos   tantas veces   cuando niños
             camino a Valdivia
    los pies colgando del asiento de tercera
    el piso tapizado de canastos y paquetes
    árboles  río  vacas  lluvia
             viajando de vuelta
             por la ventanilla
    el hollín de la locomotora ennegreciéndonos los párpados

    Qué fuegos volviste a encender esa última madrugada de agosto, Nelson
             el bofetón de tu torturador
             la caricia de una amante
             el quejido de una puerta   al abrirse
             la risa de Ceci entrando a brincos

    Escribiste la última línea de ese poema inconcluso
    abandonado en tu mesa de trabajo

    Buscaste los zapatos
    que se te cayeron
    en la puerta de tu casa
    cuando te subieron a la ambulancia

    Yo te los tengo, gordo
    los guardé   bolsa de papel café
    armario a la entrada de mi casa
    Qué voy a hacer con tus zapatos
    ahora que te fuiste
     

    The Shoes

    What did my brother feel that deep hollow August night
    hospital bed
    needles tubes probes   invasion of orifices

    What did my brother feel?
    majestic grey whale
    aground    solitary beach
    warm  lethal sand
    and the pulse of the sea    so close    unreachable

    Did he see the sun    hear the ocean  burst
                                   in his memory
    listen to the train whistle
    recite Antilhue Pishuinco Huellelhue
    the way we did   so many times   as children
     on the way to Valdivia
    feet hanging from the third class bench
    floor carpeted with baskets and bundles
    trees  river  cows  rain
     travelling back
     through the window
    steam engine soot blackening our eyelids

    What fires did you rekindle that last August night, Nelson
     a blow from your torturer
     a lover's stroke
     the whine of a door   opening
     Ceci's laughter bouncing into the room

    Did you write the last line to that poem
    abandoned on your working table

    Did you look for the shoes
    that slipped off your feet
    at your door
    as they got you in the ambulance

    I have them, gordo
    put them away   brown paper bag
    front hall closet   my place

    What am I going to do with your shoes
    now that you have gone
     
     

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    Lady Rojas Benavente
    Perú

    Paria

    Me marché
    de la tierra colorada,
    con un plumón de aves
    en los ojos.

    Llegué
    a un lugar desconocido.

    Miré en sus valles gigantescos
    brotar el dulce choclo.

    Fui a comer el jarabe
    de sus arces
    sobre el hielo derretido.

    Recorrí sus calles
    sus tiempos computarizados.

    No hubo sonido
    para mi apellido
    ni espacio
    para la mujer-fuente
    ni árbol
    donde colgar
    mi nombre: P-A-R-I-A.
     

    Valle de choclos

    Al partir dejamos un valle
    de choclos
    habitamos un tiempo
    bandada de palomas
    hablamos en lengua materna
    leche vital
    respiramos aire, aroma
    éramos trigo, ala, fuego, río, hierba.

    Regresamos enhiestos
    a una hondonada que se abre voraz en el desierto
    la espina dorsal se quiebra
    bajo el vuelo fugaz de las gaviotas
    otras voces se mezclan
    en el ritmo extraño que sale de la garganta
    cuando la tos y la contaminación
    ahogan el horizonte con gases, humo, frío.
     
     

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    Alejandro Saravia
    Bolivia/Canadá

    Varias dudas en el Bulevar Saint-Laurent

    ¿Somos ahora de aquí?
    ¿Fuimos alguna vez de allá?
    Esta nieve:
    ¿sale de nuestras bocas?
     

    Teoría del movimiento

    En el tren de Toronto a Montreal pienso en el movimiento. El carro avanza, incrustándose en la septentrional foresta. Agitada, intensa flecha que vuela estremeciendo la tierra bajo los durmientes, ellos que dicen que la distancia no existe, que es sólo un concepto, una invención del metal y la clepsidra.
    Es de noche. El tren corre bañado en la savia negra de los bosques de invierno. Afuera imagino la nieve mirando la rauda serpiente de luz y estruendo. Sentado en el tren, con las palabras escabulléndose, cayendo sobre la página desde el hilo del carbón –el mismo que ha empujado las antiguas calderas de vapor y hierro-, pienso en tu distancia. Esa otra. Atravesada sólo por tus ojos, tu voz, tus manos recorriendo la distancia de la serpiente a la manzana. Pienso en esa otra inmigración. No la mía de estado de sitio, de celda con un colchón ensangrentado, de pasaporte urgente y un avión de medianoche y sin retorno. No, pienso en la tuya, la de quien inmigra sin saber que lo hace, sin atravesar fronteras ni tomar aviones; más que huyendo, buscando. Pienso en tu inmigración a mi voz, a mi lengua, a la tierra que duerme detrás de mis pupilas, a los Andes escondidos en la médula de mis huesos. Imagino los riesgos. Desde el uso del español, de sus palabras y sus constantes máscaras. Cuando me hablas con la conjugación exacta y sin embargo con el sentido opuesto. Pienso en las trampas de la imagen. Por el zócalo del sueño, por la imaginada tierra del otro, corre de trecho en trecho, escondiéndose a ratos tras los pilares de la duda el fantasma, el esperpento del latino que dicen que es amante. Magro pollo desplumado, tragicomedia del pequeño dictador sentimental. Pienso en lo que no se traduce, en lo que nunca se conocerá. El ritmo interno de la cueca a la distancia, la humedad en la mirada al contemplar una montaña, la raíz indígena mirando desde las costillas. Pienso en lo que pierdes y lo que ganas en estos ejercicios del corazón: pierdes la estabilidad de los signos del amor, de lo que crece bajo el techo seguro de una lengua compartida. Pienso en lo opuesto, en el nuevo lenguaje de las manos en las bocas, de las lenguas que poco a poco se combaten, se intuyen y se acercan. Pienso en lo que se destila de mi alma a la tuya, en silencio, mientras dormimos lado a lado, mano en la mano. Pienso en lo que respiro, canto, digo, como, lloro y amo y cómo, poco a poco, comienzas a habitar los mismos gustos y cómo tu lengua, tus palabras, son ahora pájaros anidando en mi boca. Pienso en las historias que te cuento antes de dormirnos, en ese manso torrente de palabras que surgen cuando apagas la luz mientras tus senos besan tibios cada una de mis emigrantes costillas. Siento cómo tu voz, tus manos hacen sus maletas y cruzan hacia el lado oscuro de mis pupilas, hacia aquella mirada volcada tiempo adentro, esa otra tierra que desde mi boca te llama y te seduce. Quizá no lo sepas pero tú también eres una inmigrante desde el instante en que volcaste en mí el aluvión de tus brazos. Será que juntos vamos hacia otra tierra, a sembrar nuestras semillas. Una noche me doy cuenta que no hay nostalgia, que no hay saudade por el lugar que me falta. Una noche me doy cuenta que la tierra más fértil, la más amorosa, me espera en tu vientre. Una noche me doy cuenta que todo lo que necesito para atravesar todas las noches y todos los días es tu rostro, tu voz y el afecto de tus manos. Ahora nada me falta.
     
     

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    Elsie Surena
    Haití/Estados Unidos

    Por nuestro ayer

    Desde el peso de la espuma
    desde la nostalgia del viento
    desde el temblor del verano
    desde el canto de la memoria
    desde la espera del riachuelo
    desde el sueño de la luciérnaga
    desde la plenitud del silencio
    desde el remordimiento de la lluvia
    desde la urgencia del beso
    vengo, ante las amenazas del olvido,
    con la boca como flor de alegría
    con los ojos como fanales de esperanza
    con las manos como aves de ternura
    con el corazón como joyero de caricias
    a decirte que, a pesar o tal vez a causa
    del dolor de la caída de las hojas,
    todavía te sigo recordando.
     
     

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    Sonia Thon
    Argentina

    Sangre en el Paraná

    Detrás de la mirada
    Encendidos ríos capilares
    se ahogan en marañas
    de otros ríos
    Henchidos del flujo
    que vibra acompasado
    en su oscuro cauce
    y cae
    Rasgando
    con uña de acero
    las fibras de la herida
    ya muda
    Viva
    Viva
    Viva
     
     

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    Luis Torres
    Chile/Canadá

    De_El exilio y las ruinas

    Aquí en la ruina

    “Because we have known so well this fate of ours
    Wandering among broken stones…
    Digging in ruined buildings…”
                                                           (G. Seferis)


    La escalera gris y trunca divide el cuadrado inferior
    en dos figuras angulares.
    Una es la huella, la otra su fantasma.
    Y como si flotara bajo ella, retratada en la sombra, distante,
    la apertura,
    el ojo mismo del túnel queriendo duplicar el día.

    Hay que cruzar y descansar la mirada en esa imagen.
    Esa es la ilusión, actuar como si hubiera una certeza
    en ese fulgor que la casualidad pudo capturar en un segundo,
    como si el orden proyectado pudiera repetirse
    en el espacio que sostienen las palabras.

    Quizás un secreto persiste entre esas líneas,
    columnas en cruz de la fábrica;
    quizás un milagro en el acto que la máquina señala,
    extraño al dolor y a la devastación del cuerpo y de las cosas.

    El secreto de un gesto congelado, arrebatado de su tiempo.

    En la máquina quizás lo precario al fin, de pronto, aquí,
    y en este tiempo sustentado.

    ¿Era ése el arte?
    ¿Enlazar las cosas repartidas, hacerse el mapa en la pantalla
    y en ella el espacio cobrara sentido sin perder la fluidez?

    ¿O acaso el arte fuera el territorio
    que nos separa de aquello que buscamos,
    y al pasar, ya rotas las fronteras,
    el tránsito otra vez, la búsqueda?

    Te engañas si piensas certidumbres,
    me dijo,
    hay algo incierto aquí,
    algo siniestro en la raíz de la armonía.
    Verás la luz de la fábrica, pero no será tu casa,
    será la tumba que olvidaron,
    será el orden retratado y bajo suyo el caos.

    Entonces, cruza esta ruta a lo posible,
    camina hasta perderte en ese hueco,
    sostén la idea del tránsito entre espacios
    como la idea de mundos que confluyen,
    busca en los escombros
    las señas que un día te negaron.
     

    En el mapa marcaron un camino,
    pero no daba contigo.
     
     

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    Francisco Javier Ucán-Marín
    México/Canadá

    Rayos X

    Declaración I

    De nuevo llegamos,
    desnudos, abrigados
    ¿Olvidados?
    Todos en el mismo Puerto,
    por distintas puertas.

    ¿Huyendo?
    ¿Escondiéndonos de nuestras sombras?
    Amamos esa melancolía de sabores,
    Olores.

    Reclamamos nuestra la historia,
    que nos aprieta las sienes y nos obliga
    a cocinar
    nuestras penas…

    Hay alegrías pequeñas que dejamos salir,
    en suspiros,
    en sueños,
    en canciones,
    en libros.

    De nuevo llegamos al mismo punto,
    donde nos hemos vuelto,
    andantes del norte.

    Errantes…
    imaginando bandera,
    en poemas.
     

    Declaración Mía

    (Mea culpa II)

    Yo no llegué huyendo,
    llegué curioso.
    Como armadillo en otoño,
    … y removiendo hojas secas
    buscando en mi sombra
    retazos de mi mismo.

    Encontré…

    un corazón germinando,
    muy tuyo,
    muy mío.

    ¿Amor entre hojas de maple?
    ¡Smooth exilio!

    Declaración III

    Hermanos…
    No salgan de noche.

    El cancerbero pregunta:
    ¿Papeles?
    Los educados a la derecha,
    los menos a la izquierda.
    Formen sus partidos,
    a línea de forja completa.

    El cancerbero afirma:
    Amanezcan entre murmullos
    Su castigo es lejanía, pena.
    No más serenatas.
    -Trabajo, sólo trabajo pa’l desarrollo.
    No más fiestas.
    -Emigraron pasivas mis quimeras.

    Y fluirán de sus pies cactus
    (Echinocactus horizonthalonius)
    pero no duelen,
    ni andar sueñan.
    Hermanos…
    No crucen de noche la frontera.
     
     

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    Marta Zabaleta
    Chile

    Autoexilio

    Ahora que ya no soy mas lo que antes fuera
    aquel árbol sin frutos florecido dando sombras,
    ya no soy paloma herida que al partir se ha ido
    sin ahorrarse campanas en la espera.

    Soy apenas la otra, aquella que en sus manos trémulas
    solo busca magnolias donde espaciar heridas.

    Cuentan los vientos que en las noches cálidas
    aun cruzan a las islas de enfrente mis fantasmas,
    que por el río bajan camalotes con pumas en sus cimas
    y que las pirañas juegan con las ubres de las vacas en el agua clara
    mientras imagino a Rosario en lontananza.
     

    Pero en el fondo escondido de mis tristes memorias
    solo veo a un gigante rudo y torpe que me mata.
     

    Si, no estoy loca.

    Soy apenas la Otra.

     
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