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Se quedará la casa vacía, repleta
de objetos y muebles,
cuando yo parta
hacia el sueño
deshabitado de anhelos terrestres.
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Los mismos floreros
en soledades nocturnas
decorarán silencios y
cuchillos coagulados de sangre,
mientras el reloj del
salón toca trece campanadas.
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Entonces ondulará por
los pasillos
mi ánima rebelde
convocando espíritus
para que se reúnan conmigo
y adivinen mi
porvenir en juegos de cartas.
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Sí cuando el fuego inmortal
desvele su pecho
traspasaré su pureza
con la fuerza de un
beso
y veré allí pulular
entre lóbregas sombras a María Antonieta,
restaurando su cuello
ante siniestros espejos.
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El tiempo detendrá
sus jinetes espaciales
y estampará los días
en camelias de nostalgia
hasta que un ángel sonría pronunciando mi nombre.
_______________Del libro En esa fuente
inagotable
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