EXPOSICIÓN PERMANENTE
EN HOMENAJE A MARTA ZABALETA






 
 

 
Tina Escaja (España)
Elogio
 

Conocí a Marta, maravillosa, titánica y solidaria, en un congreso en Varsovia al que me instó a participar como poeta. Era acaso mi primera andanza como tal y presenté un trabajo feminista que más tarde sería premiado y publicado en libro. Y fue su cariño, su confianza, su gesto de abrazo en solidaridad, lo que me impulsó y aprecié en aquellos inicios titubeantes como investigadora y poeta. Y además me puse a llorar como una tonta después de asistir a un documental que se expuso en una de las ponencias. Ella me supo dejar llorar y advirtió al resto de participantes de la mesa, al final del evento, de que me dejaran en aquel momento de conexión con mi alma perturbada. Y nos hicimos amigas. Y nos fuimos a comer, con nuestra querida Chonín, una sopa Borsch maravillosamente fucsia y deliciosa en los aledaños al citado congreso. Desde entonces nos fuimos escribiendo y ella generosamente aplaudiendo mis andanzas y varios por las tesituras de este extraño oficio de escribir. Sin familia que me apoye, Marta representó para mí el enlace, encuentro y bálsamo que no creía necesario y que sin embargo me permitió volar y llegar a ser. Por eso, y por muchas cosas, le agradeceré siempre su sabia presencia y empuje, su carisma excepcional, carisma y apoyo que fue regalando tan generosamente a tantas de nosotras.

 

Hace un par de años Marta me invitó a que escribiera un prólogo de un libro poderosísimo que considero un gran legado a su obra y persona: Feminismo, militancia revolucionaria, exilio: Memorias fragmentadas de una argentina sin nación.

 

En gran medida ése es su libro, es Marta, y por ello transcribo aquí el citado prólogo, referente a su andadura maravillosa como guerrera que fue y alma grande. Hemos perdido mucho con su ausencia, pero seguimos ganando, gracias a su impulso, en sabiduría, empatía, y afán solidario.


Marta Zabaleta, ¡presente!


Tina Escaja


Prólogo al libro de Marta Zabaleta, Feminismo, militancia revolucionaria, exilio: Memorias fragmentadas de una argentina sin nación.

 

Activista, solidaria, apasionada de las causas justas, poeta sentida y fervorosa feminista, exiliada política, son algunos de los componentes vitales y personales que definen a Marta Zabaleta, si bien apenas son muestra del alcance y perspectiva intelectual y política que con tanta coherencia ha ido hilvanando su trayectoria, y que permea con valentía e iluminación el presente libro. Dos premisas de sus “memorias fragmentadas de una argentina sin nación”, como subtitula el volumen, aparecen claramente delineadas desde sus inicios: reconstruir la memoria social del Cono Sur, y ayudar a establecer una comunidad de “identidades desgarradas”, superando acaso “síndromes postraumáticos” a través de narrativas que desafían las dinámicas falocéntricas y académicas de la escritura canónica. Así que se trata de una lucha y de una impronta, de una denuncia además de un proceso necesario de curación. Se enlazan de este modo la reivindicación militante, revolucionaria, y el amor profundo y dolorosamente herido y truncado por el terrorismo de estado que asoló Chile y Argentina en los años 70 y 80, y cuyas consecuencias supusieron para la superviviente /Viviente Marta Zabaleta el exilio en Inglaterra. Un exilio que en absoluto la enmudece sino que robustece su deseo y su necesidad de continuar la reivindicación, la denuncia, la investigación, y la poesía. Un exilio que extrapola a voces consideradas periféricas o marginadas de mujeres de la izquierda revolucionaria latinoamericana, de las que da muestra, evidencia y visibilidad reivindicativa el presente volumen.

 

En el proceso de la memoria o memorias truncadas se rinde homenaje inevitable a un pasado que sigue en el presente desde sus variantes de lecturas, aromas, experiencias y tangos.  Pero la memoria es el lugar también del dolor que no es sólo metafórico sino físico, recreando el cuerpo los vestigios de la tortura y abuso en formas-otras que persisten. Todo lo cual hace de la Marta de ayer, la Marta de hoy, en ese enlace que enhebra investigadora y poeta, narrativa y testimonio, sin dejar de lado nunca la denuncia política y social feminista. Escritura entonces como forma también de autoconocimiento, terapia y de “auto-experimentación.” Escritura como proceso de rescate y de “volver a parir”, parafraseando a Laura Bonaparte, citada por Zabaleta, porque la escritura permite revelar a los desaparecidos, a los “desparidos”, en el “borramiento genocida” de que fueron objeto los cuerpos torturados, desechados y ocultados por el terrorismo de estado. Toda una sección del libro se dedicará, justamente, a rescatar voces y presencias en homenaje a víctimas de dicha violencia.

 

El testimonio, la memoria, cautivadora y doliente, muestra asimismo a una mujer fortalecida por voluntades, entre las que señala las de “ser feminista, ser madre y ser militante.” Coherencia absoluta y principios que la enhebran en un proceso personal y político en el que la identidad se ramifica y multiplica. El relato de la memoria haciéndose resulta particularmente cautivante, y en su proceso de conciencia de género permea con frecuencia el humor socarrón y desenfadado, lo que hace asimismo de dicho relato una narrativa apasionante e inteligentemente hilvanada. Un “page turner”, como se dice en inglés.

 

Porque es Marta, “sin hache”, desajustándose de la expectativa ortográfica inicial, y luego en el exilio en Inglaterra también, pero al revés ahora, en ese juego de quiebras y desajustes que implica la escisión identitaria múltiple del exilio, de los exilios. Porque es Marta, niña que se hace mayor y cuestiona las identidades que se le imponen: ser buena, ser madre, ser esposa.


En ese proceso de reconstrucción de la memoria personal se inscribe asimismo la de la memoria política convulsa de Argentina y Chile, países y circunstancias imbricadas estrechamente en la evolución vital y profesional de la autora.

 

Militante mirista, madre de Yanina y Tomás, sin miramientos, de forma directa y sin tapujos, se autoexplica y narra su historia y la narran también otras voces, a modo de perspectiva múltiple, y lo hace Zabaleta desde un feminismo militante también, desde su condición de socióloga, economista, científica que señala y denuncia el machismo y heterosexismo que asolaba también a las militancias de izquierdas. No en vano fue co-fundadora en 1971 del FMR, Frente de Mujeres Revolucionarias, entre otras instancias militantes que le causarían, incluso desde muy joven, arrestos, torturas, y el eventual doble exilio: de Argentina y de Chile.

 

Denuncia, testimonio y narración se presentan asimismo desde ángulos diversos y multidisciplinarios, que incluyen ensayo, poesía, fotografía, entrevistas, correos electrónicos, diálogos, conversaciones imaginadas, blogs, todo lo cual ameniza la lectura, rompe con el discurso ensayístico al uso, y solidifica al mismo tiempo la-s historia-s contadas, le dan un cuerpo contemporáneo y múltiple, en gran medida sangrante, legitimando al mismo tiempo el fabuloso legado que ejemplifica este fundamental volumen.

 

El enlace entre el ayer y el hoy de que es cifra y emblema este esencial recorrido se implica y extiende hacia nuevas instancias de feminismo revolucionario. Las luchas de ayer se transfieren hoy a nuevas formas de lucha solidaria. El fusil se transfiere en “pañuelos verdes y violetas”, señala Marta, estableciendo un abrazo solidario y de continuidad con las reivindicaciones y logros feministas de hoy y de siempre.

 

Ahora nos toca escuchar.

  
 
  
 
 

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