John M. Kirk (Canadá)
Testimonio
 

Para mí es un gran honor tener una profunda relación de amistad con Carmen, a quien conocí en el otoño de 1974, cuando ella y su familia llegaron como refugiados a Vancouver.  Los dos formamos parte de varias iniciativas de solidaridad -ella mucho más que yo- y aprendí muchísimo de ella.  Le tengo enorme respeto, tanto a nivel personal como profesional.

 

En el Department of Hispanic and Italian Studies de la UBC los dos participamos en el  programa de estudios graduados, donde formamos un sindicato de estudiantes. Pero sus intereses extracurriculares, y su formación política, eran mucho más amplias. Carmen tuvo un impacto extraordinario sobre las personas con quienes trabajaba, y pronto varios estudiantes colaboramos en programas para condenar la dictadura chilena, apoyar la resistencia y ayudar a exiliados chilenos. Participamos en varias peñas (donde aprendimos a preparar miles de empanadas), organizamos manifestaciones -e incluso toqué (muy mal) el bombo en un grupo musical que ella organizó para una jornada cultural en la universidad. 

 

Carmen también participó en varias actividades culturales fuera del ámbito universitario. Organizó un acto de teatro popular sumamente exitoso -si mal no me acuerdo se llamaba "The Chile Show", que tuvo un impacto político muy importante en Vancouver. Ella toca bien la guitarra, y tiene excelente voz -incluso el autor de una reseña del "Chile Show" la llamó "la Nana Mouskouri chilena." Carmen también fundó, junto con un grupo de latinoamericanas radicadas en Vancouver, una excelente revista, Aquelarre.

 

Logramos obtener fondos del gobierno provincial (del NDP, bajo el premier Dave Barrett) para ayudar a los exiliados chilenos recién llegados a establecerse en Vancouver. Dimos clases de inglés, los ayudamos a encontrar casa, trabajo, y en general adaptarse a la vida canadiense. También participamos activamente en "Habitat," una serie de conferencias sobre los asentamientos humanos organizados en Vancouver por la ONU.

 

Años más tarde volvimos a establecer nuestra amistad, y nos hemos visto tanto en Vancouver como en Halifax, donde ha dado conferencias en Dalhousie University y Mount St. Vincent University. También les confieso que he empleado en por lo menos una docena de ocasiones fragmentos de su excelente colección de cuentos, De cuerpo entero (traducido por ella misma de forma magistral en And a Body to Remember with) en una clase de traducción aquí en Dalhousie.

 

Huelga decir que Carmen es una persona  de conciencia y de compromiso. Su historia como miembro de la resistencia chilena es bien conocida, y demuestra su entrega a la vez política y humanitaria. Su obra, y la de su hija talentosa (quien para mí será Carmencita), la ilustran bien.

 

En fin, me alegra enormemente contribuir al homenaje -tan justo- que se le brinda a Carmen Rodríguez, activista con alma, extraordinaria escritora, y mi amiga.


 

  
 
 

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Página puesta al día por  José Antonio Giménez Micó   el 5 de junio de 2019


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