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ROBERTO VIERECK SALINAS

_Poemas

    Canción tercera
    _
    ¡Cómo quisiera, más que un poema a mi país,
    un país a mi poema!
    _
    Largo y flaco este poema
    infinito, débil, iracundo,
    tan humano, tan maldito,
    tan hermano de la pena.
    _
    Tengo un país, pero no poema,
    tengo poema, pero no país,
    trato de hacerle un poema al país,
    pero me sale un país al poema.
    _
    ¡Cómo quisiera, más que un poema a mi país,
    un país a mi poema!
    _
    Escribo un poema y me sale un país
    tan largo, tan flaco
    me sale un país.
    _
    Se me sale un país cuando escribo un poema.
    Se me sale un poema para vivir.
    _
        De Nueve canciones para un niño en formación, inédito
        Santiago de Chile, 1997

     

    Hacia Lima
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    Bajando hacia Lima
    entre las montañas, el cielo azul
    la chacra azul, la coca azul
    secándose a un costado del camino,
    bañados por el sol eterno,
    tendidos sobre el margen invisible,
    mis ojos humanos, 
    vibrantes de sed antigua,
    desbordan mi mirada,
    acarician mi paso ajeno
    y permanecen silenciosos
    como una nube de polvo olvidada
    tras los cuerpos galopantes.
    _
    Como un fantasma campesino
    migro hacia el cementerio de la costa
    para recordar mi muerte tan llena de vida,
    para no olvidar jamás esa ausencia
    que dejamos atrás,
    más allá de las nubes
    eternas y grises de Miraflores.
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    Madre Matria
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    Al fondo de mi infancia cuelga aún tu bandera,
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    arácnida estrella
    cubre mi ojo izquierdo y me deshago en tres colores:
    pan, nieve y sangre, 
    cantando en silencio mi primera geografía.
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    Así me enviaste a este mundo,
    con una fruta en el bolso y una lengua en el corazón.
    Así se fueron ordenando los cristales de tu aliento
    en esta arquitectura blanda y dúctil.
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    Canté mirándote a los ojos sin conocerte,
    ignoré todas tus regiones, tus ríos, tus hielos.
    Apenas vislumbré el desierto y sus ventiscas.
    Éramos de otro mundo con escamas...
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    Revolcado en ti oí la flauta, seguí el tambor marcial
    y me estrellé sobre el flameo de tu falda
    por arte de magia o la magia del arte aún lo recuerdo:
    hacía así, como danza de pececillos, yo
    así, así...
    fui todos los niños tendido sobre la lírica de tu equinoccio.
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    Todos cantaban tu nombre sin mirar al cielo.
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    Madre Matria, te me vienes y despliegas 
    tus orografías en el meridiano de mi voz,
    vuelves a esta ínsula que sueña aún con continentes,
    tocas la dulzura de mi lágrima que guardé
    y la conviertes en algo que vibra y ronca,
    en un pulso lunático y patriótico,
    en ave sideral, archipiélago,
    manantial, sombra,
    cuchillo y sangre iluminada,
    trueno y cuerdas misteriosas,
    tonada, roca,
    voz, huella, relámpago,
    madre cordillera, Madre Matria,
    amor a todas luces,
    ¡magma, magma, magma...!
    vientre curvo sobre el mástil de mi memoria.
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    Hoy hablo tu lengua.
    Tus pechos saben que no miento.
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    Mi patria se fue con otra
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    ¡Cómo quisiera, más que un poema a mi país,
    un país a mi poema!
    _
    Largo y flaco este poema
    infinito, débil, iracundo,
    tan humano, tan maldito,
    tan hermano de la pena.
    _
    Tengo un país, pero no poema,
    tengo poema, pero no país,
    trato de hacerle un poema al país,
    pero me sale un país al poema.
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    ¡Cómo quisiera, más que un poema a mi país,
    un país a mi poema!
    _
    Escribo un poema y me sale un país
    tan largo, tan flaco
    me sale un país.
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    Se me sale un país cuando escribo un poema.
    Se me sale un poema para vivir.
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    Aún te espero
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    ¿Cuántos dientes tiene una sonrisa?
    ¿Qué color limpia el llanto?
    ¿Romperán tus ojos el espejo?
    ¿Porqué se enfrían los besos por la tarde?
    ¿De quién es la mano que saluda y se despide?
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    Te esperé, corazón de uva,
    como una loca dejé mis manos en la estación...
    y mis pies
    y mi pan con sabor a hierro.
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    Mi patria se fue con otra
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    ¡Cómo quisiera, más que un poema a mi país,
    un país a mi poema!
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    Largo y flaco este poema
    infinito, débil, iracundo,
    tan humano, tan maldito,
    tan hermano de la pena.
    _
    Tengo un país, pero no poema,
    tengo poema, pero no país,
    trato de hacerle un poema al país,
    pero me sale un país al poema.
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    ¡Cómo quisiera, más que un poema a mi país,
    un país a mi poema!
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    Escribo un poema y me sale un país
    tan largo, tan flaco
    me sale un país.
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    Se me sale un país cuando escribo un poema.
    Se me sale un poema para vivir.
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    Grito
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    Mecíase el corazón sobre el cuerpo de la nada: 
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    ¡Mecíase!, ¡Mecíase...! 
    _
    Como un espejo, mecíase, 
    en la calma de la noche, mecíase, 
    en silencioso ritmo, mecíase, 
    en cadenciosa melodía, mecíase. 
    _
    ¡Mecíase!, ¡Mecíase! 
    _
    En los brazos de la sangre 
    y de la savia 
    y de la carne 
    y de la arquitectura 
    y de la muerte 
    y de la vida 
    y de todo lo femenino, 
    no de la mujer, 
    que es como todo lo que se engendra 
    y se dice 
    y se gesta 
    como un ¡ay!, tembloroso, 
    se escuchó para siempre 
    sobre todo el valle de la orquesta infinitesimal. 
    _
    A millones de luces, años, 
    como enjambre de burbujas y vocecillas, 
    a millones de campanas extrasensoriales, 
    a millones de segundos por suspiro, 
    a millones de lenguas, se escuchó, clarito, 
    como el suicidio de una gota en verano, 
    sobre todo el valle de la orquesta infinitesimal. 
    _
    ¿Pero quién? 
    _
    Tembló de una vez y para siempre 
    la lengua de la belleza y el misterio 
    en el baile de los amantes enmascarados, 
    en la danza de los espirales vocálicos, 
    los mismos de la sinrazón. 
    _
    ¿Pero quién? 
    _
    Vibró y tembló, 
    la lengua recogió sus átomos y los expulsó 
    carnificados en un sólo gran grito entrelazado con la palabra, 
    la voz y la calma, 
    agónicos polifonemas de la savia y el veneno. 
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    Como un gemido, ¡ay! 
    como una clavada, ¡ay! 
    como un encuentro, ¡ay! 
    como un morfema, ¡ay! 
    eso fue lo que rodó por el inmenso Valle de la Flor, 
    esa fue la semilla del Canto, 
    porque eso fue lo que se dijo, un sonido, 
    una radiación espontánea, 
    un aletazo húmedo y blando. 
    _
    Cerníase el Grito sobre la carne del mundo, 
    en el sentido extenso, cerníase, 
    cuando el barro se cocía a convulsiones, 
    en el instante que Illimani y Cotopaxi bailaban, 
    sus lenguas de fuego, sus destellos, bailaban 
    y temblaban, como truenos, 
    bailaban y temblaban, 
    temblaban y bailaban, quemándose 
    en el sentido extenso 
    ___________________y gritaban 
    _
    como una grieta 
    no en latín, no en inglés, 
    no, 
    nada de eso fue en el principio del rayo, 
    no fue eso lo que se dijeron de corazón, 
    no, 
    sólo gritaban humeantes, ¡ay!, 
    al unísono de los timbales de la irracionalidad, 
    despertando al Valle, 
    cerníanse y gritaban, 
    gritaban y bailaban, 
    se quemaban con sus lenguas de fuego, 
    en el ombligo, 
    ¡así!, ¡así! 
    ¡ay!, ¡ay! 
    como las olas en la arena de la Flor y el Canto 
    ¡así! 
    sin más, allí, justo después 
    las lenguas se frotaron como la ciencia con la realidad 
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    ___________________y la chispa fue la palabra,
    _
    un grito, 
    ni un verbo ni un sujeto ni un predicado 
    no fue complemento alguno, 
    justito después del desgarro, 
    en el ininteligible lapso del deseo y la agonía 
    se derramó por las laderas del silencio 
    el tierno tono de vida y esperanza, 
    Baile y Grito, 
    Grito y Ritmo, 
    Ritmo y Melodía, 
    ¡Música!, ¡Música!, ¡Música...! 
    _
    Fueron las alturas de piedra y hueso las que se ciñeron, 
    quemándose para siempre en la semántica del Grito. 
    _
    No fue dólar o phone, 
    madre o vos, 
    no, 
    fue sólo un inmenso grito que abrió la tierra 
    justo antes de hacerse verbo, 
    beso a beso, después del temblor, 
    nació el lenguaje, 
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    ___________________mudo barro de agua y roca 
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    para siempre entre nosotros, 
    cerámica de la nota falsa 
    y del Canto.
    __________¡Nosotros!, 
    ____________________¡Nosotros!, 
    _______________________________¡Nosotros...! 
    ______________________________________________Suena bien.
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  • Otras muestras de su obra
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Página puesta al día por_José Antonio Giménez Micó_el 1 de agosto de 2013
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