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ESPERANZA
MEDINA
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Algunos poemas de Epanadiplosis
(o la metáfora
de lo irremediable)
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Carta abierta
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Dime que me
calle
y yo,
que no pretendo
otra cosa que tus ojos
enmudeceré
dócil,
olvidaré
los signos de las letras,
esconderé
los lápices,
dedicaré
mis manos a tareas
finitas, cotidianas…
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Pero dime
que vuele y te recree,
que preñe
la palabra
de susurros,
cosquillas, sensaciones…
de promesas,
de lágrimas,
y dejaré
vacía
mi despensa,
solitaria
mi casa,
para que quepan
dentro, sonrientes,
los nombres
de los hombres
a los que
nadie llama.
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No sé
cómo nombrarte,
pero sé
que me escuchas,
que me hablas…
(situado justo
frente a estas palabras).
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Mientras tú
te paseas por la orilla
yo le echo
sal al agua,
que no sepas
que el mar se está muriendo,
que se vuelven
insípidas las ganas.
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Mientras duermes
al sol sobre la arena
yo le echo
azul al agua,
que no descubras
nunca que incolora
va y viene
gastando las palabras.
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Mientras sueñas
lejanos horizontes
yo arreglo
la toalla,
que si el
viento te obligara a girarte
tropieces
con mis ojos en la playa.
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Plenitud
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Seamos uno
o mil, si
es necesario,
hablemos de
las cosas que no importan:
de la sonrisa
tonta que yo tengo
cuando tu
voz me toca;
de mis manos
heladas que calientas
entre las
tuyas tibias, generosas;
de la profundidad
de tu mirada
que me sumerge
entera y que me arropa.
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Hablemos de
las cosas pasajeras,
de las que
no retornan:
de la nieve
en la hierba,
del sol en
la distancia,
de las luces
brillantes de la noche,
de cada oscuridad
que nos atrapa.
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Hablemos
de las cosas
que nunca alcanzaremos:
la mañana
sin prisas,
la soledad
anciana acompañada,
la verdad
sin matices,
la transparencia
amable y redentora.
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Seamos uno,
o mil,
si es necesario,
seamos cada
uno de los besos
que otros
fueron dando,
seamos cada
beso venidero…
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Que cada abrazo
sea nuestro abrazo.
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(AMÉN).
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No soy
original
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Trazo sobre
tu cuerpo
con besos
las palabras que otros labios
pronuncian
a diario, sin misterios.
No soy original
(ni lo pretendo).
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Tus desnudos,
silencios,
me envuelven
como ráfagas de mar
que arrasan
desbocadas y aturdidas
todo lo que
poseo
-penetran
tierra adentro-
No soy original
(ni lo pretendo).
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Invento
mil y un vidas
gozosas, imposibles,
que liberen
mi ahora, prosaico y embustero.
Tú
estás en todas ellas…
No soy original.
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Ni lo pretendo.
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Porcelanas
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No traigas
a la cita el aire ausente
con que me
has regalado tu existencia.
Ven con el
corazón de porcelana,
hermoso por
lo frágil,
generoso
por ignorar
que en mi puede romperse
-el mío
te lo entrego sin defensas,
ya nada lo
protege-
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No traigas
a la cita tu coraza...
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Si no es así,
mejor es que
no llegues.
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Tu cuello
es un imán para mis brazos,
estériles
si no anidan
en tu nuca,
autómatas
dolientes de rutina,
secuestrados
del tiempo y del espacio
en el que
tú dominas.
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Mis brazos
olvidaron
esos nombres
que nombran
los objetos y las cosas,
sólo
un nombre comprenden,
y es el tuyo,
… único
que no nombran.
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Rodean,
bloquean,
aprisionan
la nada que
resume la materia,
aquella
que no es
nada
si en ti no
se recrea.
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Otras
muestras de su obra:
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