La abuela artesana tiene un mate en las manos
lo estudia, lo acaricia
lo eleva enfrentándolo al cielo azul lejano
como ofrenda divina.
La mano izquierda se hace cuna y lo protege
confiado, en ella anida
de su origen calabacero se desprende
y al despertar, palpita.
El milagro de la creación ríe y bendice
los dedos de la artista
y en el vientre del mate vuelve a ser libre
nuestra América india.
Aves, flores, caballos, doncellas que danzan
donde el jaguar atisba
y el monte recupera el vigor de las lanzas
en la tierra perdida.
El sello seriado que recrea un mensaje
en guardas se estiliza
y el arte se estremece en certero lenguaje
de injusticia y codicia.
Recobran su destino el sol y la flecha
que usurpó la conquista
la abuela empuña un arma-amor de belleza
sus ancestros la guían.
Mientras con el filo sutil va diseñando
despierta melodías
armónica fusión de imágenes y cantos
como la vida misma.
La abuela artesana tiene un mate en las manos
y un indio en las pupilas.