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Algo dije
algo que se
precipitó como una pájara
contra un
oido donde estalló como
una ola verde
y persistente
sobre las
rocas del abecedario
que me fuera
prohibido
y partes de
pétalos astillados
cortaron el
vidrio, donde me enjuagué
la cara de
invierno.
Algo dije
contra el
día verde, contra el día
inmaduro de
luz, contra la casa
que me contenía
contra mi cuerpo
o mi forma
de apoyarme
en una almohada
o en una página
y no poder
hallar consuelo
por todo lo
que dije en un metro
en un tren,
en un camino sola
palabras que
ya no recuerdo
todopoderosas
en su irresurrección
en su muerte
perpetua
en la memoria
o la garganta
de algo muy
íntimo, de algo olvidado
y deseado
en el trayecto.
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