Giovanna
Pollarolo_(Perú-Canadá)
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“Febrero”
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Tú
te quedaste con el mar y a mí me tocó el jardín.
Puedes mirarlo
desde la terraza, la sala, el dormitorio.
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Una ventana
en la cocina también lo permite.
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Algunas veces
podrás oler la brisa. No siempre:
todo depende
de la orientación del viento.
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Tus ojos y
oídos estarán llenos de agua día y noche
a menos que
corras las cortinas
cierres las
ventanas para no oír ni ver el ir y venir de las olas.
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El jardín
puedo pasearlo y olerlo:
veo flores,
unos cuantos árboles y un jazmín;
debajo, entre
las plantas,
un día
me asaltó una serpiente
y más
de una noche he visto murciélagos volando. También hay ratas.
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El mar y el
jardín: lo mismo da. |