María
Rosa Gómez_(Argentina)
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Sensaciones
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Ocre otoñal
se percibe en las manos
de la tarde
angulosa, que se detiene toda.
La tierra
quejosa de soles y cosechas
se vuelve
recuerdos y sueña silenciosa.
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Me quedo aquí,
reteniendo el paisaje
anidado en
mi piel como ave sin nido.
Le presto
mis cavernas solitarias y mansas
para contener
el descanso postural de las sombras.
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El otoño
sin pausas, el de mi infancia lejana
que caminaba
en mis pies arrastrando despojos.
Ese otoño
patriarca, ancestral y eglógico
me signó
por imágenes sus nostálgicas formas.
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Voy por la
sincronía coloquial de los matices,
y descubro
la esencia natural de lo divino.
Es imperdonable
no escuchar los pasos,
entre los
sauces y las alamedas. Es Dios el que camina.
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Ahora el horizonte
ha detenido su lujuria
caliente del
verano. Y el otoño prepara
el camino,
para que te busque y me abrace
a ti. Será
invierno y hará frío.
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Yo sé
que el otoño me convoca,
para que yo
confiese mis delirios,
donde se celebre
la palabra de los tiempos
y los anillos
circulares e indecisos.
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Hay un instante
en la inmensidad del río
donde el otoño
y yo nos conocimos.
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