María
Rosa Gómez_(Argentina)
“Elegía
para tu ausencia”
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Conocí
el umbral de lúgubres domingos
y el ácido
pentagrama de los anémicos miedos.
No quise buscarte.
Eras mi enemigo.
Para qué
insistir si todo el camino se volvía adverso.
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Este desencuentro,
tejido
desde la cóncava longitud del grito contenido,
fue la impía
coronación de la pérdida y de la mentira.
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A mi pobre
amor herido le amputaron los recuerdos,
lo vejaron
sutilmente, con candados lastimeros.
Tuve que juntar,
amordazada, tantos retazos de fuego,
para no caer
en la locura, de querer hundir los dedos,
hasta el fondo
de la llaga, y morirme sin saberlo.
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Por eso cuando
retorno a ese maldecido tiempo,
se me angustia
la piel. Enveneno la música de los relojes añejos.
Y en un soliloquio
torpe que solamente yo entiendo,
empiezo a
maldecir tu nombre, por mi dolor. Por el duelo.
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Luego vino
un día gris y yo sepulté, tierra adentro,
tu voz, tu
abrazo, tus besos, mi poema, aquellos cerros,
el tiempo
otoñal que te trajo hasta mi huerto sereno.
Y me olvidé
de tus ojos y fui convocando al fuego
para que en
mí purificara la sangre y los sentimientos.
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