Nunca volveré
a Santiago
_ La primavera
ya habrá
invadido
el día
izando
sus pequeñas
banderas en
el prado
_ Más
tarde
la calle
viajará
en penumbras
y una lumbre
amarilla
arderá
sobre la copa
de los árboles
_ La noche encenderá
un antiguo
deseo
y una cintura
fina
aún
estará esperando
mis brazos
_ Pero yo nunca
volveré
a Santiago