Stella
Manaut Roca_(España)
¡Dios...!!
¿Dónde está Dios!!!_(obra
de teatro breve)
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En un
lado del escenario, cama de hospital de prisión. En ella, Miguel
Hernández. Más tarde entrará Josefina Manresa
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Miguel
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Y, ahora estoy
aquí, con mi último pálpito, con mis segundos contados
uno a uno como un interminable rosario... Estoy aquí, en esta cárcel
de Alicante; esta cama de la enfermería de la cárcel de Alicante,
dejándome la vida en cada chorro de sangre que despiden esos cráteres
que perforaron mis pulmones...
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Sí,
voy a dejar de vivir y no es justo. ¡No... no es justo...! La plenitud
recién alcanzada; mi hijo apenas sentido; el pelo de mi esposa,
el olor de mi esposa, escapándoseme de entre los sentidos... Mi
lucha, apenas comenzada... ¡No, no es justo... ¡
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Josefina
se acerca a la cama
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¿Eres
tú, Josefina? Sólo puedo adivinar tu sombra de mujer oscura,
pero siento el vaho aplazado de tu piel...
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Josefina
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Estoy en el
cariño de tantos años de espera, en nuestro primer hijo muerto
de miseria; en la leche de cebolla que amamantó ese otro niño
que vino al mundo para sortear penas.
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Miguel
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Escucha, va
a venir un cura a casarnos, aquí, en la enfermería...
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Josefina
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¿Un
cura? ¿Tú?
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Miguel
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He tenido
que ceder. Lo he hecho por ti, por nuestro hijo. El matrimonio civil no
es válido. La República se llevó con ella muchas libertades.
Por eso les dejo que hagan su pantomima.
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Josefina
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¡Que
Dios te bendiga, Miguel!
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Miguel
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¿Dios...?
¡¡¿Dónde está Dios!!!???
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Oscuro.
Música
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La luz
incide sobre una mesa redonda, de café antiguo y dos sillas. También
se ilumina el proscenio. Entran Miguel Hernández y Pablo Neruda,
charlando.
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Pablo (con
ligero acento chileno)
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Miguel, estás
flaco. Comes poco y trabajas demasiado.
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Miguel
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Mi tiempo
es un tiempo que no admite esperas. Me queda mucho por hacer y apenas tengo
para llenar este estómago que poco pide.
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Pablo
_
Miguel, estás
flaco. Comes poco y trabajas demasiado.
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Ven... Sentémonos
ahí. Dentro de poco llegarán los contertulios. Mientras,
que te preparen algo en la cocina.
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Se sientan.
Se apaga proscenio. Se ilumina mesa
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Miguel
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No me hagas
mendigar.
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Pablo
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No mendigas.
Es un deber de amigo.
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Miguel
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¡Nunca
había estado en "La ballena alegre"!
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Pablo
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Por eso he
querido que vinieras. Te presentaré a lo más granado de la
intelectualidad de este Madrid que nos mata y nos atrapa.
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Miguel
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¿Vendrá
Lorca?
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Pablo
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Suele hacerlo.
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Miguel
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No le gustará
verme aquí. Ya sabes que me esquiva. No atiende a mis cartas;
no quiere leer mis libros.
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Pablo
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¡Manías
de artista! Ya se le pasará cuando te conozca mejor.
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Miguel
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He sido y
soy hombre de campo, de cabras. Muchos prejuicios sociales nos separan.
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Se apaga
la luz que incide en las mesas y se acentúa en el proscenio. Se
adelanta Miguel
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Miguel
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Y te dejaste
morir allá en tu tierra. Nadie te obligó a marchar a Granada.
Sólo la negra muerte empujándote con su aliento emponzoñado.
Te lo desaconsejaron, te lo advirtieron. Yo no pude hacerlo porque me huiste,
como siempre. Pero lo sentí en mis huesos; sabía que caerías
en la trampa de la tierra... Al fin y al cabo, tú más señorito,
yo más cabrero, los dos estábamos atados a nuestra matriz
de cálidos inviernos mediterráneos, de noches de jazmines
y albahacas.
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Se apaga
el proscenio y la luz incide de nuevo sobre la mesa. Neruda sigue sentado
en ella
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Pablo
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No puedo más,
Miguel.
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Miguel
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¿Qué
ocurre?
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Pablo
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Se me encona,
se me incrusta en las entrañas la pobre niña Malva Marina,
que me nació de Maruca. Esa criatura deforme que mi sensibilidad
esquiva y huye.
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Miguel
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No es justo.
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Pablo
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No, no lo
es. He luchado contra esta terrible sensación de verdugo de vidas
y me venció el egoísmo. Tengo que apartarme de ellas. Necesito
que me cobijes, que me exculpes porque soy incapaz de reprimir el nudo
que me arde en el estómago cuando veo a la niña, cuando se
me acerca...
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Miguel
_
Pobre amigo.
Sin embargo, yo siento por la criatura un amor de padre reprimido. Me gusta
jugar con ella. Me enternece su ausencia.
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_
Pablo
_
Te lo agradezco
y te envidio. Ven cuando quieras a la Casa de las Flores. Su puerta estará
siempre abierta para ti.
Se apaga
la luz y se ilumina el proscenio. Neruda y, más tarde, Delia del
Carril
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Pablo
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Esta angustia
horrorosa que me oprime el corazón y, entre nieblas, la imagen de
esa mujer... ¿Cómo se llamaba...? Delia... sí, Delia...
¡Qué nombre tan cristalino!
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Entra
Delia. Ligero acento argentino (el papel puede interpretarlo la misma actriz
que hace el de Josefina)
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Delia
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¡Cuánto
honor haber conocido al gran poeta!
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Pablo
(besándole la mano)
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Nunca vi una
mujer tan hermosa.
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Delia
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Mi hermosura
va mucho más allá de lo físico. Es mi alma la que
es hermosa. Es mi corazón el que es hermoso. Ya me irás conociendo,
Pablo Neruda._
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_
Pablo
_
Llegaré
a ti con un ramo de rosas rojas.
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Delia
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Yo estaré
desnuda, tendida sobre mi cama, recibiendo los pétalos que, uno
a uno, irás depositando sobre mi cuerpo hasta cubrirlo por completo,
hasta que no sea más que una mancha roja sobre las blancas sábanas.
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Pablo
_
Cuando ya
te me hayas desaparecido envuelta en el dulce aroma de las flores, iré
soplando, despacito, dulcemente, para descubrir esa piel de cisne que he
de acariciar hasta enloquecer.
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Se apaga
el proscenio y la luz incide de nuevo sobre la mesa. Pablo y Miguel
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Pablo
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He olvidado
el nombre de aquella pintora...
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Miguel
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Maruja. Maruja
Mallo. Formaba parte de ese grupo de artistas de la Escuela de Vallecas
que pretendían salir de lo cotidianamente vulgar para retornar a
la naturaleza.
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Pablo
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Muy avanzada
para su época.
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Miguel
_
Ella fue la
rompedora de mis arcaicas convicciones, la libertad, la lujuria. Con ella
me hice hombre. Con ella pude volcar todo ese caudal de pasión que
se me estaba enconando en los poros del alma.
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_
Pablo
_
¿Te
dejó?
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Miguel
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Libaba de
los machos como abeja encelada. Le atrajo mi aspecto de terruño,
ese contraste entre la ciudad y el olor a campo. Me dejó el alma
herida, pero el entendimiento más claro. Yo era muy inocente; todavía
lleno de prejuicios.
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De nuevo
se apaga la luz de la mesa y se ilumina el proscenio.
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Habla
Miguel.
_
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Miguel
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Tan católico,
tan anclado a unas ideas caducas. Fuiste mi primer, mi mejor amigo, mi
mentor, mi guía. Lo fuiste todo, Ramón Sijé.
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Aquellos inocentes
primeros versos, con mis cabras, por los montes de Orihuela... Nuestras
reuniones poéticas en la tahona de Fenoll. Tú, de familia
adinerada; yo, pobre e inculto -aunque no tanto como se dice-; había
estudiado hasta empezar el bachillerato. Luego, los trabajos de la labranza
y del ganado. Me abriste el camino de tu biblioteca y de tu sabiduría.
Ingrato, te dejé anclado en tus convicciones. Salí en busca
de la fama y fui encontrando nuevas veredas que me alejaron de ti.
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Y, te me desapareciste
como del rayo, Ramón Sijé. Nunca volvimos a encontrarnos.
Cada uno tenía su verdad.
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Se apaga
proscenio y, al encenderse de nuevo, se ha incorporado a él la figura
de Josefina. Al poco, sale Miguel
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Miguel
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He venido
a verte porque necesito tu perdón.
Josefina
No tengo nada
que perdonarte. Eres un hombre y como tal has actuado.
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_
Miguel
_
La vida, que
nos lleva por sus caminos sin que nada podamos hacer.
Josefina
¿Era
hermosa?
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Miguel
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¿Quién?
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Josefina
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La pintora.
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Miguel
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¿Lo
sabías?
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Josefina
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No se pueden
cerrar los oídos. Las palabras esperan ser atrapadas... Di, ¿era
hermosa?
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Miguel
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Tú
eres hermosa. Tú eres paz. Tú eres esperanza.
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Josefina
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¿Y
ella?
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Miguel
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Ella fue una
circunstancia. Nada más. No se dejaba querer.
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Se apaga
la luz del proscenio y se enciende de nuevo la que incide sobre la cama.
Un muñeco sustituirá a Miguel. El, sin embargo, estará
a su lado, como alma que se aparta del cuerpo_
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_
Miguel
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Se me fue
la vida sin apenas vivirla. Ahí está ese cuerpo, todavía
joven, todavía en deuda con la existencia, pero podrido, nauseabundo,
ya alejado del alma desde tiempo atrás. ¡Que corto mi paso
por este mundo! ¡Me faltaba tanto por aprender, tantos versos por
volcar en cualquier trozo de papel!
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Luché
por mí, luché por los hombres, por la justicia, por la libertad,
por el amor y, esta ha sido mi recompensa...
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¡DIOS,
¿DÓNDE ESTÁS QUE NO TE SIENTO?!!!!
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_
La luz
se va apagando, suavemente, hasta oscuro total
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