María Rosa Gómez_(Argentina)__
¿Te acuerdas, Nela?
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Del patio de la vieja Facultad, donde nos encontrábamos
en los recreos, después de las clases de latín
cuando aprendimos "College virgo rosas" y el "Carpe diem",
qué enseñanza tan honda, qué verdad tan definida.
Todos somos protagonistas en la literatura, no escapamos al designio.
En el ángulo que da al sur, Platón escultórico nos intuía.
Él aún sobrevive en otro espacio nuevo, venció al tiempo
y siempre nos ilumina.
Tiene las órbitas redondas, huecas, como una esfera partida.
Busca conectarse con su interior y dialogar con el mundo de las Ideas
para descubrir la verdad y su medida.
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La historia personal se hace de encuentros elocuentes, que dejan huellas y heridas.
Cierro los ojos y te veo esbelta, diosa romana de los tiempos de oro,
ritual perfecto de la alegría.
Luego la vida traza los caminos y el futuro es un laberinto.
Se  trizan los encuentros y es imposible unir sus partes.
Y el vino se cae de la copa y la música ya no es cristalina.
Pero no importa la forma de los versos.
Lo importante es salvar la poesía.
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Hace poco nos reencontramos, por esos caprichos que tienen los días.
Envolvimos la distancia y los años en fino papel y a los cerros se los dimos.
El corazón se asombraba en la peatonal donde desandamos el camino,
es que caía la tarde y teníamos tanto para decirnos.
Ese encuentro ahora ya es pasado y siento que tengo que decirlo.
Cuánto me alegro, Nela coterránea mía, que hayas pintado
una puerta en la pared de ladrillo, mientras las glicinas brillantes perfumaban.
Y te hayas animado a salir por ella,
fuerte y valiente para salvar  la Vida.

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