Moisés
Olmos Serrano_(España)
¡Qué bonito ser
romántico!
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Que románticos
nos llamen
los listillos
o los necios,
mientras seamos
leales,
sus insultos,
¡son requiebros!
Deleitarse
con lo hermoso
y excitar
el sentimiento,
hacer posible
a los otros
el gozo de
nuestros versos.
Heine, Espronceda,
Bécquer
fueron gentiles
maestros
en provocar
emociones
más
allá de su universo…
Hay hechizo
en su ternura
hay melodía
en sus versos,
hay todo cuanto
precisa
el don que
llevamos dentro.
¡Mejor
ser algo sublime
que semblanza
de madero!
Y tú,
mi admirada Nela,
eres, cual
diosa, un ejemplo
de mesura,
de pudor…
de feminidad
y celo.
Tal cual sirves
a ese don
es por lo
que te queremos.,
te admiramos
y mimamos
cual si fueras
algo nuestro...
Como
referencia a Nela del Río, traigo a colación Fina de Calderón
(Josefina de Attard y Telle). Esta, de niña, hospitalizada a causa
de una coxalgia que padecía, compuso sus primeros poemas; poemas
que, ya con 11 años, interesaron a la escritora Colette y que fueran
interpretados en la Comedia Francesa. Su padre era el embajador de España
en Francia. Tullida como estaba, tuvo contacto con los grandes poetas y
músicos que pululaban por París en aquel tiempo de guerras
y posguerras.
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Yo la conocí
a través de Los Miércoles de la Poesía que, aprovechando
la alcaldía de Tierno Galván, se han celebrado en Madrid,
con gran éxito de público y poetas, a lo lago de tres décadas.
Tan grande era su personalidad que, uno como yo, la oía emocionado
y, cuando había de moverse, nunca sería para menoscabo su
forma de moverse… ¡Gracia sólo al alcance de personalidades
excepcionales!
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Desde que
recibí el correo en el que se me pedía unas letras en honor
de Nela (a quien llevo pocos años tratando), sólo a través
de Fina he encontrado he encontrado sus méritos: Mujeres ambas de
gran humanidad, amantes de la cultura, excepcionales poetas y, cual misioneros,
educando y ganando a la gente desinteresadamente. Y las dos tratando de
abanicar a propios y extraños con la misma devoción: Pues
yo, para Fina, era uno de casa; pero para Nela soy un forastero. Claro
que la lengua, hoy –el mejor logro de cuantos conquistó la reina
Isabel I- hermana y enriquece por igual a más de 400 millones de
seres. ¡¡Aleluya!!
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Me sumo,
¡cómo no!, encantado al homenaje a Nela.
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