Juan
Calderón Matador (España) Niño
soñando caricias
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Ya muy temprano supe
que la vida tenía
un sabor a membrillos
-y a mí no me gustaban-
_
No guardo buen recuerdo de aquel
tiempo,
igual que no lo guardo de mi padre
que a veces olía a vino,
a historias de tabernas,
y a mujeres
que llamaban "perdidas" en el pueblo.
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Yo inventaba su amor
-aquel que no sabía demostrarnos-
y soñaba caricias
en su mano gigante.
_
En una siesta de verano,
al contemplar furtivo,
sobre el manso oleaje de la cama,
su cuerpo despojado
y el sexo que irrumpía misterioso,
se decidió mi porvenir impuro.
_
Acepté mi destino.
_
__________Del
libro Eco de niño para voz de hombre __________Ediciones
Cardeñoso, 2003
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