Llegó como de un sueño, la sospeché sirena
me dije cómo pudo subir las escaleras
estaba allí en abismal silencio
hecha ovillo a mis pies, con sus caderas de huso
y ese color celeste ultramarino.
Me detuve a mirarla, sobre el pelo
un testimonio de aguas,ondas puras
y un ámbar claro entre sus rasgos fuertes.
Susurrate nos habló de su vida
de su nadar terrestre, de su andar por el mar,
de su oficio de señas y señales.
¡Qué doloroso acorde oculto tras su canto!
Supe que no la amaba nadie
incómoda en los cuartos del hombre
seduce a los Neptunos, ellos la temen.
Tal vez por eso vino a refugiarse aquí
a pasar su noche libre entre nosotros.
¿Qué enigama tras la forma exótica
tras el oculto sexo inacabado?
Quise que se sintiese cómoda,
le cubrí con mi falda escamas inquietantes
procuré que olvidase su extraña dualidad.
¡Pobre Sirena! Llegó disimulando
la plata de la cola en los bluyines,
yo creo que escapó nadando por el aire.
El río está muy cerca
la imagino recostada en las algas
dormida en la quimera de ser toda mujer.
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