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Congreso de la ACH_
1-4 de junio de 2013_
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IX EXPOSICIÓN MURAL Y VIRTUAL DE POESÍA Y ARTE, 2013
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ESCENARIO COMPARTIDO: RECITALES POÉTICOS SIN FRONTERAS

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Sueños_____Ensueños_____Fantasmagorías


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María José Mures (España)
Roble


Y las manos querían tocar algo cálido, algo que al mismo tiempo pudieran tocar a las manos, pero no había nada cerca, ni tan siquiera lejos, sólo se conformaba con las hojas de la naturaleza, esas hojas que por su envés parecen al tacto un cuerpo. No existía nada más que la imaginación, sólo existía la carencia del tacto, llegó un momento en su vida que se cansó de tanta soledad, quería  sentir una piel al otro lado de su mano. Vagaba entre un bosque de otoño cubierto por el velo blanco de una musa perdida en el bosque, la visión era un manto blanco, sólo se veía la pureza confundida en aquella noche de niebla y miedo al mirar un día más para cualquier lado y verlo vacío. Toda la noche fue caduca como la alegría que le circundaba. Hojas de roble en una desnuda noche, en donde sólo quedaba vestida de liquen  la madera de los centenarios árboles.


Llegaba fría la noche al sentido, pero sobre todo percibía debilitamiento pausado y éste fue el que la hundió en el suelo, el  otoño seguía cayendo esa noche y cada vez más, por primera vez en mucho tiempo sentía el roce en su piel y supo reconocerlo rápido, se dejó llevar por esa sensación, permanecía sensitiva e inmóvil, esa quietud era un riesgo en la  noche...


Su piel quedó cubierta de lobuladas hojas, aguantaba tan poco cualquier cosa que todo le parecía demasiado pesado, su piel notaba la estación de las hojas caídas,  ahora era besada por todo el cuerpo, el debilitamiento le hizo pensar en el peso de un cuerpo superpuesto al suyo, pero seguía existiendo la ausencia de toda percepción humana al tacto, las hojas tenían la forma de una mujer y ésta quedó tan agotada que creyó que el amante terminó y huyó. No quiso levantarse con ligereza, quería saborear el recuerdo de su adolescente amor, hundida de placer lo seguía recordando, tanto que su cuerpo quedó moldeado por las hojas de la noche otoñal, creía que conservaba fuerzas para otro pensamiento nocturno, lo creyó tanto que permaneció en esa situación toda la noche esperando a su escapado amor. Su desnudez en la niebla y la perenne ausencia de lo que nunca llegaba  consumió sus fuerzas, a la mañana siguiente un hombre gritó para todo el mundo al lado del cúmulo de hojas que el otoño tendría para siempre forma de mujer.                                    

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Página puesta al día por_José Antonio Giménez Micó_el 1 de junio de 2013

 
 
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