El eco del
disparo, sí,
llegó fundido en la distancia...
Mientras, el suave viento
otoñal
esparcía las hojas por el
boscoso suelo…
¡La muerte
todo lo adormece!
Allá, en
las profundidades de un barranco,
un cuerpo
agonizante se deforma.
Es el de
Ramón, mi amigo.
Rebelde
entre los rebeldes.
Todo en
tal día era agónico:
Los viejos troncos, las hojas
putrefactas…
Hasta la rebeldía de mi amigo.
¡León enfurecido por las
injusticias!
-Intrépido militante comunista-
Soñador de paraísos utópicos...,
Creyente
irredento de las equivalencias.
Su
intrepidez motivó su martirio.
¡Su
humanidad!, su verbo incuestionable.
Todo
movido por un corazón ardiente,
que
inmoló su causa al sacrificio.
Así fue
Ramón, mi amigo "maqui".
Un mártir
más de la violenta España
que
fraguara la trágica contienda...
Tragedia
inútil, visto el devenir del tiempo
que todo
lo diluye… en una paz serena…
De su
poemario Sombra de estrellas