Gladys Ilarregui (Argentina)
Hacia otros encuentros
Último
cumpleaños
¿Cómo escribir esta
despedida? Nos conocimos mientras una banda de
jazz tocaba en New York al término de una
conferencia, con los años nos encontramos
entre los cipreses de California mientras se
festejaba su cumpleaños, en Amsterdam o en
Londres bajo una lluvia helada, en el pub
donde celebraba los fines de semana con sus
hijos.Nuestro último encuentro fue hermoso,
cálido y único, Marta acompañándome con un
saco negro hasta el metro, a mi llegada al
hotel encuentro su nota cibernética: “Mirá,
me quedé con la sensación de que abrimos
largas avenidas, y aspiro a que la vida y
el destino de la humanidad nos den tregua
y espacio como para poder volver a vernos
y sentir el profundo cariño que nos
identifica. Miles de gracias por venir a
verme”.
Simplemente no puedo
escribir sobre Marta, son cientos de fotos
de flores, de paisajes, de seres
desgarrados en sus luchas sociales y
políticas, son comentarios de todo tipo,
en el gran caleidoscopio de sus intereses
que nunca dejaban de aspirar a la justicia
donde fuera, en cualquier parte de la
tierra. Había en ella una activista que
permanentemente recordaba las ausencias,
pero también la habitaba un sentido del
humor y la presencia de todo lo vivo, la
felicidad de las flores en el jardín, los
desplazamientos de una ardilla, un
pececito en un hueco de agua. De lo
cotidiano inmediato a los grandes asuntos
de las políticas latinoamericanas, las
leyes, la opresión, la lucha de las
mujeres en diferentes momentos históricos,
sobre todo el presente que era una gran
preocupación por la carga pesada y a veces
intolerable del pasado. Estoy segura que
amó a Chile con todas sus fuerzas, y que
Chile abrió una etapa de éxtasis y dolor
ala que no renunció nunca en su
reconocimiento de las luchas perdidas,
pero sobre todo siento que se identificó
con cualquier circunstancia que restara
humanidad y dignidad a otro ser humano.
Ella veía mucho más allá y habrá tantas
cosas que repensar a partir de su muerte y
a medida que el tiempo avanza trayendo
nuevas preguntas, nuevos desconciertos y
una cierta sabiduría. Tendré que leer otra
vez sus comentarios, esos gestos lúcidos
de apoyo, esa manera de crear su
testimonio, tendré que cerrar los ojos y
escuchar su voz en el teléfono.
Marta: no siento que nos hayamos
despedido propiamente, siento que vamos
hacia nuevos encuentros que son tan
intelectuales como afectivos en una
geografía de la conciencia, del
recuerdo, donde dos mujeres del sur se
reconocen y se piensan. Siento que entre
las manos quedan tus libros, notas, tu
sensibilidad y esfuerzo en esta vida
única que te tocó vivir atrapada en la
historia. Voy hacia esos
encuentros,agradecida de que una vez en
este mundo nos cruzamos. Será bello y
radiante renunciar al adiós, para
encontrarte en la cuerda más íntima de
mis emociones, en el espacio que no
queda vacío, en lo que se protege como
una lámpara que alumbra una casa en la
tormenta.
Dra. Marta Zabaleta, colega,
amiga, ser humano: te saludo de
este lado del mundo con mis manos
en alto.
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