… y le pregunto al enamorado de ese verano de 1980: ¿y dónde están tus padres? Amorosamente, él responde:  En Epping Forest, disfrutando de sus nietos e hijos por segunda vez desde que tuvieron que dejar Chile en 1973. Por los siguientes años y hasta la vuelta de la democracia, nunca pudimos llamar a nuestro país Chilito como ahora, ni quisimos vestirnos de huaso para la semana de la Independencia.

... Pero ella no es chilena, ¿o sí? : ¡No! Ella es argentina pero vivió varios años en Chile y está muy atenta a nuestra realidad.

 

Han pasado más de treinta años y recién en menos de un año la he visitado dos veces, y sentido su vida en su hermoso Epping… Un poco de nervios y emoción al sumergirme en el eterno verde que cobija a Martita y sentir en primera persona estos 40 años de destierro y cómo, al entrar en su acogedor mundo, el pasado existe y el presente se detiene.

 

El don de la palabra existe entre nosotras: de países vecinos, de áreas distintas; intento entender con ecuaciones y fórmulas su vida. Recuerdo a "nuestra" Lola Hoffmann que vivió el destierro y voluntariamente disfrutó del clima cálido lejos pero viendo cada día su nieve en nuestros Andes. Finalmente, de tanto comunicarnos, entendemos que ya no podemos crear nuevamente la rueda, que los dados de nuestros hijos ya están tirados y que solo nos queda disfrutarlos como mamás satélites cuando ellos lo permiten.

 

Gracias, Martita., por permitirnos entrar en tu vida…

 

Viviana Cachicas