XVI EXPOSICIÓN VIRTUAL DE POESÍA Y ARTE

EN HOMENAJE A LA MADRE TIERRA/PACHAMAMA

 


 
Luis Alberto Ambroggio  (Argentina-EE UU)
Pachamama sin fronteras

Como entonces, ahora, si se observa
sin la historia mágica o geografías de hadas,
si se capta con la libertad del cóndor
dueño del cielo sin heridas,
del sabio verde que no se para en la frontera,  
del sabio verde que no se para en la frontera,
si se siente desde la unidad alta,
solo sábanas o banderas se ven,
blancas, prolongando una sola bienvenida
las bendiciones de madre tierra Pachamama.

Por encima de la bruma entre los sueños
y el sol que las broncea con su canto
entonan aleluya las montañas
con bocas abiertas al firmamento.

En sus faldas de cobre resbalan, balbuceantes,
lágrimas de nieve, de piedra huraña, venas rotas
de vírgenes desacradas, por el camino del Inca,
vienen desde el orgullo del Aconcagua
y con inexplicable prisa
huyen hacia profundidades anónimas
y tristemente disputadas.
Personas, un continente,
majestuosa variación del canto del cisne,
esa música repetida.
Y ellos, los Andes, Apus,
son involuntarios testigos de tercos límites
ante una paz libre, desinteresada
y un mismo azul insobornable.
En este amanecer telúrico
la palidez del sueño termina la noche
pero no se decide;
es un paisaje incierto entre dos miradas.

Los Andes ocultan el fuego que hará otro día,
como velos árabes de ojos secretamente enardecidos.
Aromas gritan allí las flores salvajes,
orquídeas rojas, violetas, amarillas, sin banderas;
con el día entregan su melodía
en pétalos a los rostros de almas
recién despiertas, sin importarles
sus incongruentes pasaportes.
En quechua Winay Wayna,
jóvenes para siempre, se llaman.

Un sueño por igual ilusiona
a ambas jornadas, encintas mujeres.
Las fronteras no son sino rejas escritas.

Con guardianes como los Andes,
Apus, venerados señores,
casas elevadas de dioses, espíritus puros,
la guerra, tribus enemistadas, carecen de sentido; ç
los sentidos nunca fomentan fronteras,
aunque consultores, bajo paga, elaboren hipótesis
intrigas computarizadas contra Viracocha,
simulacros de vampiros mercenarios.

Acllas, vírgenes incaicas del sol,
les toca a ustedes sellar alianzas de matrimonio,
entre argentinos y chilenos, peruanos y chilenos,
chilenos y bolivianos, peruanos y ecuatorianos;
mapuches, aztecas y mayas, mulatos y europeos;
les toca enamorar indisolublemente
a los del Pacto Andino y los del Norte;
contagiándolos de ayni, ese amoroso
caminar bello por la vida cotidiana,
hermanos de las cimas y los valles;
no se olviden de invitar a César Vallejo
que no habrá muerto todavía
y a Nicanor Parra con sus ganas de gritar
" Viva la Cordillera de los Andes ";
ustedes, doncellas de los Apus,
hechas para unir pasiones
en un paisaje eterno,
bailen la seducción de sus faldas.
Proclamen su luz y festejen.

Los picos ya tienen sus velos blancos,
nupcias que nunca se derriten,
para que los dioses sonrían
a todos siempre
brazos sin mapas.

De su poemario Por si amanece... (cantos de guerra)
  
    
  
 
 

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