Diminuto
lapislázuli
negruzca
dulzura,
enajenada
degustas
tu
espacio entre las ericáceas.
Qué
será de tu azulada existencia
cuando
el diluvio deje de ser mito.
¿Alcanzarán
las aovadas hojas
a
marcar la próxima era?
Cuando
cercenen tu negra rosa
y
esté a punto de caer su último pétalo
en
el terrible diapasón del torrencial,
¿estaremos
entre los elegidos?
Somos
tan pequeñas
en
nuestro tambaleante existir de segundo,
indefensas
ante un horizonte espolvoreado por la demencia.
Y
tú, breve dulzura,
sigues
ofrendándolo todo al sol
mientras
ya no le caben más aguaceros al diluvio.
Seguimos
agujereando el desastre.
Cuando
cercenen la última rosa,
y
esté a punto de caer el último pétalo
¡Ay!,
diminuto lapislázuli,
faltarán
arcas para tanto diluvio.