Cuandote conocísentí que habíamos sido amigas de la
infancia pero no fue así, muestras vidas fueron
muy distintas y, sin embargo, sentimos ambas una
gran cercanía, unaempatía al vernos. Me regalaste tu libro Una sola
muerte numerosa, que no olvido, y fue a
partir de ese libro que comencé a conocerte.
En 16 de Julio del 77 te
secuestraron, supe que estuviste detenida
desaparecida en el Club Atlético menos de una
semana, es lo que calculaste porque no tenías la
certeza de los días, pero no habrían sido más de
cuatro. Cuatro días que fueron una eternidad.
El 29 de noviembre del 2016 fuiste
citada a dar tu testimonio como "Víctima Testigo"
en la Sala Amia y hablaste sobre tu experiencia
concentracionaria a las 10,30hrs de la mañana en
los Tribunales de Comodoro Pi. Asistimos con Paula
Doberti como dibujantes en los Juicios de Lesa
Humanidad, iniciativa que llamamos "Dibujos
Urgentes" y que realizamos por años, hasta el día
de hoy. Comenzaste a dar tu testimonio e
incorporaste unas fotos que habías agrandado de
tamaño.
Con ansiedad y mucha atención te
escuchépor
primera vez en el recinto judicial separado de la
sala para el público por una mampara de vidrio.
Esa pared de vidrio transparente parte el espacio
en dos. Un lado de ese espacio, como sabes, lo
ocupan los fiscales y secretarios; el otro,
genocidas y sus abogados. Frente a todos ellos
están los jueces y alrededor, personal de
seguridad. Los perpetradores tienen su día y hora
para dar su alegato, acompañados de sus abogados
de oficio o contratados. Muy pocos hablan, muchos
se ausentan y otros, dando la espalda al público,
permanecen en silencio sin voltear la mirada. El
otro espacio -de este lado de esa pared
transparente- es para el público que apoya la
querella, y nos sentimos a veces observadores,
como si perteneciésemos a otro país aunque sabemos
que no es así. Los familiares de los genocidas
miran todo desde otro piso.
En este escenario comenzaste a hablar de
frente a todos nosotros y, mientras lo hacías,
levantabas una por una las grandes fotos que
habías traído, cada rostro tenía un nombre que
nombrabas en voz alta. ¡Todo se volvió tan real!
Detrás se proyectaba tu imagen mientras hablabas
en una pantalla de gran tamaño.
Mientras te dibujaba tomaba algunas
palabras de tu testimonio:
En un momento deseé morirme. La muerte es
algo personal, nos robaron nuestras
muertes. Robar la muerte, mal superlativo.
Me hicieron
renunciar a mi nombre, me dieron un
código y me advirtieron que no lo
olvidara porque no iba a salir de allí.
Me torturaron en dos sesiones con
electricidad. Escuché la voz de mi
hermano que gritaba "¡me van a matar!"
No fui violada sexualmente pero la
tortura y la denigración son una
violación.
No se podía esperar
nada de la palabra. Yo estaba cerca de
la sala de torturas y escuchaba
constantemente gritos de personas de
todas las edades.
Me dejaron en la
vuelta de Rocha, en la Boca.
No puedo
dejar de incluir en esta carta el dibujo que
realicé ese día, un dibujo en lápiz en una
hoja A4, un dibujo rápido en acción, un dibujo
que hoy consideramos como documento textual y
visual y que se ha sumado a nuestro libro Dibujos
Urgentes,Testimoniar
en los Juicios de Lesa Humanidad, al que
consideramos un archivo en progreso. El dibujo
atrapa ese instante y lo guarda para la
memoria. Para la memoria nuestra y la de las
nuevas generaciones.
Te lo regalo
con mucho cariño,
Eugenia
Me honra y me da mucha alegría que
esta imagen se vea en primer plano de la
exposición, una imagen rescatada desde el dibujo
de aquel momento también único en el que
Nora da su testimonio en el marco del recinto
judicial, durante los Juicios de Lesa Humanidad
en Argentina.
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