La
madre parturienta se desangra
Año
tras año
Da
la vida a hijas e hijos del padre
amoroso
Su
felicidad es muy efímera
El
vecino invade su casa mostrando la
cruz
El
marido lo confronta y expulsa
La
esposa resiste y grita,
"déjanos
vivir
en paz"
El
asesino saca las armas y apunta al padre
que herido cae desangrado
Los
niños lloran petrificados
No
entienden el odio que asalta y destruye
todo
La
madre suplica de rodillas
"Mátame
a mí que me has dejado viuda
Mis
huérfanos merecen la dicha, el sueño"
Pum,
pum, pum
Suenan
los fusiles de los mercenarios que apuntan
y asesinan a víctimas inocentes
¡Basta!
¡Basta!
¡Basta!
El
eco de la explosión de casi un siglo
resuena y estremece
La
sangre palestina corre a borbotones
El
río rojo se desborda caótico
Los
brazos de las mujeres se alzan al
cielo
Ellas
imploran
"cesen la guerra"
"Váyanse
de nuestro territorio"
"Queremos
velar a nuestros maridos e hijos pequeños"
¿Triunfan
Caín
y sus rufianes?
Masacran
a familias completas
Los pocos
sobrevivientes huyen de su nación
destrozada
Muchas imágenes
ensangrentadas circulan minuto a
minuto
El mundo es sordomudo y
ciego
¿A quién le interesa
escuchar, ver y pronunciarse sobre la
sórdida historia del poder corrupto, del
abuso de autoridades cómplices y su eficaz
empresa guerrera?
¿Qué
verso fluirá de cada cuerpo caído
desde 1948 hasta el 2025?
¿Con
qué ritmo tocaremos el Réquiem de la
tregua y del perdón?
La
poesía apenas se abre paso
Por
el cementerio de tantas ansias tronchadas
por cuchillos afilados
La
poeta no resucita a los infantes
horrorizados
¿La
cineasta filma la tragedia, sin desenlace?
No
hay palabras que aplaquen el duelo de las
mujeres solas
¿En
qué lengua se fragua la victoria de la
existencia?
La
tinta sanguinolenta mancha la página blanca
del orbe.