El pasado 17 de abril ha
muerto uno de los grandes escritores de la literatura
universal: Gabriel García Márquez. Se ha marchado para
siempre este colombiano quien avivó con sus historias la
imaginación de millones de lectores en todo el mundo. Su
periplo fue el del viajero incansable que siendo un niño
de catorce años parte de Aracataca, un pueblo del Caribe
colombiano, a las tierras frías y lúgubres del
altiplano andino para hacer sus estudios en un colegio
colonial en Zipaquirá donde su única distracción era la
lectura de los clásicos. Allí se inicia su larga y
fructífera relación con las letras de este escritor y
periodista quien supo combinar su inagotable
imaginación, el talento en el manejo del lenguaje y su
profundo conocimiento de la naturaleza humana para crear
Macondo, un sitio único en el que lo más asombroso se
vuelve realidad. Un mundo en el que nos invita a
entrar a través de la mirada del niño que va de la mano
de su padre a conocer por primera vez el hielo.
En Macondo conocemos a
personajes inolvidables como José Arcadio Buendía y
Úrsula Iguarán, quienes como los abuelos maternos de
García Márquez, emigran desde La Guajira a buscar "una
tierra que nadie les había prometido" y fundar su "aldea
feliz". Al igual que ellos, otros tantos personajes
viajaron para dar la vuelta al mundo como José Arcadio,
pelear en las guerras civiles como el Coronel Aureliano
Buendía, dar a conocer los nuevos inventos como
Melquiades, o buscar a la amada Fernanda del Carpio en
Bogotá como José Arcadio segundo. Del mismo modo, el
creador de tantos personajes entrañables, hizo la
travesía por todo el territorio colombiano cuando era
corresponsal de los diarios El Heraldo de
Barranquilla o El Espectador de Bogotá
para recopilar en sus crónicas las tragedias cotidianas
como la del Relato de un náufrago, reportaje
por el cual tuvo que huir de Colombia hacia Europa por
la censura del gobierno del dictador Gustavo Rojas
Pinilla. Dicha persecusión marca el inicio de una
larga lista de exilios que enriquecen su vida y su
carrera de escritor, periodista y guionista fílmico con
experiencias que lo llevan estudiar cine en el Centro
Experimental de Roma, a conocer a la extraordinaria
editora Carmen Balcells en Barcelona y a apreciar la
realidad latinoamericana con otra perspectiva desde
París. Es también durante el exilio mexicano que
escribe su obra maestra Cien años de soledad (1967),
novela que se convierte rápidamente en un hito que
incorpora a Latinoamérica en el imaginario mundial.
Este errante trovador
relató sus cuentos maravillosos a lo Francisco "el
hombre" pero también hizo la crónica de un continente
afligido por la violencia, la represión política, la
injusticia social, la explotación y el hambre en novelas
tan célebres como El otoño del patriarca
(1975) y en su prolífica obra periodística. Sus firmes
convicciones políticas lo harían aliarse a la lucha de
la Revolución Cubana, a la resistencia contra la
dictadura pinochetista en Chile y a la causa de los
sandinistas en Nicaragua.
En 1982 llegaría su
consagración al
recibir de la Academia Sueca el premio Nobel de
literatura. Después publicaría otras obras
singulares en las que el amor, el único antídoto contra
la soledad, es el hilo conductor de la narrativa como
en El amor en los tiempos del cólera (1985)
y Del amor y otros demonios (1984).
Ahora, como el Bolívar de El general en su
laberinto (1989) o los amantes
Florentino Ariza y Fermina Daza que cruzan el Magdalena
para vencer a la muerte, se nos va en su barca de
Caronte a la eternidad.
Elizabeth
Montes Garcés
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