MOISÉS
OLMOS SERRANO
_
Poemas
_
_
LOS POBRES
DE PROFESIÓN
_
Nací
en un pueblo con mucha tierra
para sus tumbas
y sus quimeras…
Nací
en un pueblo donde la historia
regó
raíces…, con penas hondas.
Nací
en un pueblo de amplios cielos
en que jugaron
nubes y soles;
nací
en un pueblo en que murieron
como apestados
siempre los pobres.
Nací
en un pueblo, donde por malos,
al ser nacidos
eran tenidos
niños
que luego, hombres crecidos,
por malos
siempre fueron tenidos…
Siempre pisando
extremidades
que la miseria
lleva consigo,
siempre mordidos
por esos males
que lo humano
da al mal nacido.
En sus entrañas
siempre la envidia
hacia riquezas
que no tuvieron,
en su mirada,
siempre la ira
hacia los
otros que bien nacieron.
Hoy es recuerdo,
¡quién lo dijera!
cuando
en la calle, los desvalidos
iban en grupo,
de puerta en puerta,
buscando al
hambre un leve alivio.
Viejos y niños,
madres hambrientas
-pobres perennes
por condición-
con tristes
ojos, ropa harapienta
tendían
la mano señorón.
Siempre fue
el sábado el limosnero
que, cual
ofrenda de comuniones,
buscaba el
rico ganar su cielo
con las migajas
dadas al pobre.
Uno por uno
les iba dando
lo que por
viejo no le servía…
ellos, sumisos,
iban tomando
y musitaban
¡Aves Marías!
_
_____(De
Llantos
de un peregrino, 1980)
_
_
_
A MI MADRE
_
¿Qué
importa que en bienes materiales
me dejaras,
¡oh madre!, en la pobreza?
si diste,
sí, a mi alma con largueza
ilusiones
de bienes celestiales.
_
¿Qué
importa, si son éstos los rituales
do brota la
alegría y la belleza,
generando
en el alma la grandeza
que conforma
los más grandes ideales?
_
¿Qué
importa tener poco dinero
si millonaria
tengo la conciencia?
¡Qué
importa, sí, si no fuere el primero
que feliz
se sintió siendo un obrero
e esclavo
señoreando en la opulencia!
¡Gracias
mil, madre mía, por tu herencia!
_
_
_
A MI VENTANA…
_
¡A mi
ventana…!
El sol de
un nuevo día está llamando.
Nadie lo atiende,
e, insolente,
atisba un
hueco y pasa molestando…
Rasga la sombra
cual daga
incandescente cuerpo humano rasgara
y pone en
el presente
la amarga
realidad de otra mañana…
¡Adiós
por siempre
dulce penumbra
de mis horas muertas!
Con ellas
muere
un bello ramillete
de cosas que,
sin ser, parecen ciertas.
Mi voluntad
ganada
por el mundo
tan bello que ha vivido,
abrazase a
la almohada
buscando encontrar
el sueño ido…
_
¡Lástima
que el sueño
no pueda acomodarse
a voluntades!
Y, siendo
uno su dueño,
lo gobiernen
ajenas potestades.
_
_
_
A UNA NIÑA
TURCA
_
De una almena
ha surgido una paloma
en
La Gran Caravanuela de Samsun,_(*)
dulce y altiva,
como una luna llena
ha llenado
mi ánimo de luz…
Nuestra frasis
con ella ha sido fácil:
Sus ojos pregonan
alboradas,
sus manos,
ondulantes abanicos,
presta música
al aire que la baña.
Ni altanera
ni humilde, con un gesto
Ofrécenos
su pobre artesanía:
Artilugios
en el hogar forjados
en sus manos
sencilla mercancía.
_
¡Qué
maravilla, ¡oh señor!
Que poco tiempo
bastara
Para que el
humano aliento
Tanta ternura
creara.
Mi esposa,
con más afecto
que ganas
de comprar nada
regatea con
la niña
el valor de
unas sandalias.
La niña
el amor intuye
y al suyo
le presta alas
y en el fervor
dialogante
las dos extranjeras
se hablan.
“No. Somos
de muy lejos.
“Nosotros
somos de España”
La niña
le mira atenta
y absorbiéndola
está el alma
con los ojos
más hermosos
que lucir
pueden su cara.
Y dice con
gran esfuerzo:
“Tú
decir ser de Es…pa…gña”.
Y, entre vocablos
y gestos,
y afectos
y confianzas,
las dos se
preguntan cosas
mientras sus
amores pasan,
como duendecillos
locos,
de mi esposa
a la muchacha;
de la niña
hacia mi esposa…
Y al aire
que, en revolada,
lo esparce
por el entorno
impregnado
de su gracia.
Nadie vende
nada a nadie.
la niña
dinero clama…
La ofrecemos
veinte liras
esperando
conformarla.
Ella, altiva
y muy serena,
nuestra limosna
rechaza.
Apartase de
nosotros
a su modo,
contrariada.
_
El coche,
con su bocina
a los turistas
reclama,
y mi esposa,
enternecida,
la besa. Ella
le abraza
con un gesto
de ternura
que embelesa
las entrañas.
El coche,
cual complacido,
del motor
su ruido para,
cual si tuviera
conciencia
de los amores
que rasga.
Con el pláceme
de todos,
contagiados
por la gracia,
baja mi mujer
a tierra
y ambas con
amor se abrazan.
Con una mano
en el pelo
y en la otra
sus quincallas,
una orquilla
ha despeinado
reluciente
cual la plata.
Dásela
al punto a mi esposa
que se siente
anonadada,
pues es, sin
duda, la horquilla
para la niña
una alhaja.
“Dale tú
alguna moneda
como recuerdo
de España,
pues aunque
allí sea dinero,
aquí
es como una medalla”.
La niña
acepta el presente
y al momento
se lo guarda…
El coche ya
nos aleja
y el hilo
afectivo alarga.
ese hilo que,
el tiempo,
le corta como
una daga…
la niña
nos dice ¡Adiós!
Un adiós
que, en la distancia,
nos acercará
a la niña
desde la lejana
España.
Con qué
tristeza mi esposa
vivió
toda la jornada:
Entre sus
manos la horquilla…
¡La
niña turca en su alma!
_
_(*)_Ciudad
turca
_
_____(De
Sombra
de estrellas, 1985)
_
_
_
EL NEGRO
MIRÓN
_
Con su humanidad
de negro,
toda salud,
fuerza toda,
mirando está,
toro en celo,
a una dama
muy golosa.
Quieto, sobre
ese pretil
que le separa
y le corta,
la mira cual
si estuviera
haciéndose
de ella boca.
¿Qué
pensamientos? ¿Qué sueños?
¿Qué
gozada? ¿Qué otras cosas
no estará
pensando el negro
haría
él con tal moza?
Los ojos se
le harán manos,
éstas
se le harán sedosas.
Y su sangre,
excitadísima,
circulará
como loca.
Vedle la manos
llevarse.,
con disimulo
a “su cosa”.
vedle como
se encabrita,
vedle como
se emociona.
¡Manjares!,
nunca tan buenos
como los que
no se gozan;
como los que
sólo en sueños
vivimos muchas
personas.
Viendo al
hombre de mis versos
cual perdido
entre las sombras
de este mundo
a él extraño
duéleme
su soledad…
Imagino que
es, quizás,
el amor que
no se goza
el que mayores
placeres
imaginarlos
nos colma.
¡Adiós
negro de Acapulco!
La imagen
que tú devoras
puede que
excite muy poco
al galán
que la acomoda.
Que todo cuanto
has gozado
te sirva como
limosna:
Pues, al hambriento,
soñar
no significa
deshonra.
_
_
_
AMÉRICA
DEL SUR…
_______MIL
VECES SALVADA
_
¡Oh
tierra de conquistas y quimera!
De historias
mil testigo indiferente.
Si hablar
hiciera y fueras consecuente,
su discurso
hasta al sol estremeciera…
_
Salvarte,
¡oh ilusión!, mil veces oyeras
al “Salvador
de turno”. ¡Extraña gente!
con ínfulas
de un cielo inexistente
y de una vida
hermosa y placentera.
_
Jamás
un César fue tan insolente,
ni un dios
tan injusto con “su gente”.
El pueblo
sigue ahí, a ras de tierra,
subyugado
y hambriento, como siempre.
Y, como siempre,
estará en pie de guerra
armado hasta
los dientes…¡Como siempre!
_
_México,
1989
_
_____(De_Peregrino
de sí mismo,_1990)
_
|