YOLÍ
FIDANZA
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Presentación
de_El
Universo de Ramona Montiel_(publicada
en
junio de 2007), por Edna
Pozzi__*
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Durante
muchos años, en algunos de los libros que he
escrito, he tratado
de develar las cálidas cercanías entre la poesía y
otras formas de creación artística, la pintura, la
escultura,
la música. La oposición de una intensidad luminosa
y sensual
frente al “hacer palabras”, que es el oficio del
poeta, su alta dignidad,
sólo podrá ser resuelta a través de una despojada
actitud de entrega. Una imagen que no se
superpusiera a la otra,
sino la cercara amorosamente. Entonces la palabra,
el discurso poético,
abrirá esas brechas del conocimiento por
donde se penetra
al fondo de una tela o a la precariedad
furiosa del signo y la distancia
empieza a cantar, se hace rumorosa y carnal.
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Este libro
que hoy presentamos es un ejemplo de cómo esas
cercanías
pueden resolverse en una co-existencia,
donde la geografía
interior del poeta ilumina otras perspectivas,
otra forma de relatar la
privación de la esperanza, una mirada triste,
compasiva y serena.
La formidable obra de Antonio Berni sobre Ramona
Montiel, trasluce o transparenta
más allá de una materialidad oscura y densa, la
misma tristeza
y la misma compasión. No pretende ser un registro
de la realidad,
un sermón para iniciados, una sabiduría custodiada
por arrogantes,
una tabla de salvación, sino solamente eso, la
ternura y el dolor
de la criatura humana, la pequeñísima posibilidad
de un cambio,
el daño cotidiano y salvaje. De allí la
potencia ensordecedora
de esta pintura. Cuando la poeta se acerca a este
mundo pictórico
no pretende iluminarlo ni por supuesto explicarlo.
No descifra cada línea
ni cada gesto porque lo que está en la tela o en
el papel es pura
presencia, inexplicable y misteriosa. Simplemente
se deja tocar por ese
universo y desde esa zona de esplendor y furia,
hila la trama de una historia
distinta pero igualmente conmovedora.
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Yo creo que
Yolí Fidanza ha llegado a los poemas de este libro
por un acto
de amor, de despojo, de desnudez. Tampoco su
palabra es alegato o
censura o adhesión. Es un ritmo de acompañamiento,
como si
las líneas de cada pintura recogieran el trémulo
son de una
melodía distante. No hay soberbia, no hay
exasperación
verbal en estos poemas. Acatan la sencillez
como una forma de no
dividir el tremendo gesto del pintor, en un
laberinto de dolor y ternezas
que no juzgan, solo se deja existir, diría, éste
es el rostro
de la miseria y la belleza. Y destaco ésto porque
frente a la obra
de Antonio Berni, hubiera sido fácil dejarse
seducir por la imagen,
con los materiales innobles elevados a la
categoría artística,
con el vuelco al corazón de la historia que narra.
No es entonces
que este libro resuelva el problema de las
relaciones entre las artes.
Lo que pienso es que tiene tal dignidad, tan
cuidado oficio, tanta honestidad
intelectual que de ello resulta una
zona, un lugar, un punto
radiante donde se encuentran.
A veces la
poeta le habla directamente a Ramona, otras
la mira desde lejos y
nos cuenta, loca paloma, señora del mantón,
ataviada con
medias bordadas, caladas, hechas de pluma o
en desnudas rodillas
de pobreza, luna en pedacitos de arrabal y en el
previsible Paris, empujada
al brillo falso, opaca, desamparada, cuerpo de
pobre con encajes falsos,
pura mirada de ojos sorprendidos, ojos de hambre,
de inocencia, de tango,
prostituta con alas y sin alas de
cartón intercambiable,
Ramona. Emblemática de este viaje es el poema “La
bella y el monstruo”
porque a Ramona se le puso muy feo el andar
por la vida, pero en
éste como en otros se aliviana el idioma hasta
lograr un ritmo grácil,
no por eso menos conmovedor.
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Es pues este
libro en homenaje al creador de la potente Ramona
Montiel o quizás
un homenaje a ella misma, la Ramona que ya
desasida de sus soportes, camina
por cualquier callecita de Buenos Aires o del
viejo Paris en algún
barrio plateado por la luna o en la urgencia de
los bares donde recala
la tristeza y la melancolía del crepúsculo. De
cualquier
forma, es un libro indispensable. Indispensable
como las mariposas. Como
la misma Ramona. Como la poesía. Indispensable.
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Muchas gracias.
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__________Biblioteca
del Museo Roca
__________Martes
26 de junio
__________Buenos
Aires
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_Edna
Pozzi: escritora argentina con una obra extensa
en poesía, novela
y ensayo, toda su obra ha sido premiada y
declarada por la Legislatura
de la Nación de Interés Nacional.
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Ramona
y Yolí, y la impureza pura, por Orlando
Barone__*
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Ramona
es una mujer dual: de resistencia física para
ofrecerse al humilladero
del sexo indiscriminado, y a la vez vulnerable en
su vulnerada espiritualidad
de ser humano. Yolí Fidanza es, creo, al revés: de
cuerpo
naturalmente dado a las vicisitudes de la vida
comunes a todos, y de espíritu
de resistencia inusual a la ordinariez. Yolí es la
que es, pero
todavía es más de la que es. Atributo de identidad
que está
en unos y no en otros. Y ella se dio cuenta de
tenerlo convirtiéndolo
en expresión poética. En ese secreto vínculo de lo
real y lo irreal. Y no es tan sencillo como
parece. A veces desperdiciamos
dones por negarnos a sentir lo que estos nos dicen
o demandan.
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Cualquiera
sabe que ni siquiera es sencillo, en medio de lo
prosaico de la vida, lograr
que cuerpos que se aman traspasen lo doméstico y
logren el clima
pasional que el amor se merece. La poética cuesta.
Es como pasa
cuando se entra a un templo con la voluntad de la
adoración. Las
intenciones pueden ser legítimas. Pero uno puede
distraerse y entrar
desde la calle sin sacarse esa calle de encima: y
entonces la adoración
no llega porque exige una mutación interna que en
el adorador no
se ha producido. Es distinto entregándose. Y ya en
el interior del
templo desprenderse del peso ordinario de las
cosas vulgares. En un templo
hay gente que saluda a unos y otros como en un
cóctel y sin salirse
de la distracción de la vida.
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Y hay otra,
muy poca que en el templo se planta frente a
frente con el gran protagonista
y consigo mismo y así justifica su ingreso. Ese
poder discriminar
el afuera, del adentro del templo, es lo que le
permite a Yolí Fidanza
la captura de un personaje inolvidable sin alterar
nada de su sustancia;
aunque lo ha recreado en sucesivas
interpretaciones. E interpretaciones
ingratas como son las de Ramona ante sus sucesivos
poseedores. Lo que hay
aquí en este libro es una paradoja: por un lado la
cacería
exitosa de una mujer, la poeta, cazando a otra
mujer onírica –la
puta– y por otro, la libertad que nace de esa
captura, que no enjaula sino
que abre los barrotes de los sentidos. Sus poemas
sobre Ramona Montiel
son la forma en que la poeta busca celebrar a la
mujer a través
de esa muchacha concebida por Berni. Quien la dotó
de un cuerpo
cuya belleza y juventud se venden y regalan y
resignan su condición
de persona, a víctima.
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Hincándola
en la esclavitud de la pobreza y también ante el
macho o el poder
que denigran. Adolescente y tanguera; con el
coronel o el canciller; en
la calle o el prostíbulo, siempre Ramona.
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Yolí
Fidanza elige esta protagonista extrema inspirada
en que la protagonista
necesita desquite y ella quiere acompañarla en esa
aventura. Son
poemas que se enhebran completando un poema único
y en que ya no
son solamente Ramona y la condición de mujer las
protagonistas.
Sino que es la sed de justicia. Este canto a una
mujer impura, pintada
por un pintor impuro, es el puro homenaje de una
poeta impura.
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__________Biblioteca
del Museo Roca
__________Martes
26 de junio
__________Buenos
Aires
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_Orlando
Barone, escritor y periodista argentino autor de
Diálogos entre
Borges y Sábato recientemente reeditado,
de participación
destacada en medios radiales, televisivos,
columnista del diario La
Nación, de la revista Debate, etc.
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Ramona Montiel,
protagonista de la serie homónima del plástico
argentino
Antonio Berni (1905–1978) en que se inspira el
poemario, ilustrado con
cuarenta reproducciones del artista.
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