ALMUDENA
SANTALLA RODRÍGUEZ
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Reseña de_"Vejez",_de_Vicente
Mayoralas García
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La
vejez reflejada en un árbol, símil a partir del cual transcurre
todo el soneto. Una primera persona que siente el peso de los años
en su cuerpo, en su espíritu. Un yo que es sombra de lo que fue,
cuyo pasado rememora y añora.
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En el primer
cuarteto, nos refleja la decrepitud corporal, un cuerpo que se va ajando
con el paso de los años. Ese mismo árbol reseco, en el segundo
cuarteto, anclado ya en un tiempo que no pasa, en un suelo que bosteza,
en un lento devenir, rememorando con nostalgia su pasado. Se identifica
con el árbol, se hace árbol el mismo para unificar la emoción
que transmite. Consume su existencia como el nido que guarda sus recuerdos.
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En el primer
terceto, el tiempo, personificado, le recorre, le va ajando el espíritu.
El cierre, contundente, real como la vida misma, nostálgico: soy
sólo lo que queda de lo que fui, con esa añoranza descarnada
que impregna todo el soneto.
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Encabalgamientos
suaves y oracionales, logrados y rítmicos, las imágenes coherentes
y bien enlazadas: el árbol y yo, el árbol soy yo, plantado
ante la vida sin remedio. Las isotopías semánticas se mantienen
a lo largo de todo el soneto: árbol, ramas, nido, hojas, raíces.
Va desde lo más genérico, el árbol, pasando por su
apariencia externa: las ramas, el nido, las hojas, para rematar con la
esencia de su vida: las raíces, su alma.
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