Deja ya de estrilar contra el hastío,

contra la sorda monotonía de cada día.

Sobre todo recuerda:

No eres el ser todopoderoso que algún día pensaste ser

ni siquiera tienes derecho a sacudirte de encima

esa pesada camisa de once varas que te aprieta.

¡Mírate en el espejo!

Allí verás tu pasado.

Allí verás el instante en que decidiste abandonar tu país

para salir al exilio;

allí verás cómo se consumió

todo tu tiempo y se apagó toda tu energía.

Mira la deformación de tu rostro

bajo el peso gravitacional de los años.

Yo te lo digo: Inútil intentar huir.

¿Romper con el pasado?

¿Romper la identidad que tú mismo fuiste dibujando

sobre tu propio rostro, sobre el cuerpo del joven que algún día fuiste?

¡Imbécil! Vuelve al presente.

Vuelve al mismo molino de siempre,

mata al joven, al que te trae esos sueños

de paraísos artificiales

¡Mátalo! ¡Pégale un tiro en el espejo!