Criada en
Sicilia durante la guerra
con recuerdos
del bombardeo americano
y luego la
inmigración con la familia a Argentina, que
siempre sería el país de su lengua y cultura
habiendo sido
Hija de la Loba y niña de la Fundación de
Evita a los ocho años
antes de que
la familia se radicó en California
donde ella
estudió la literatura latinoamericana en
Berkeley con Fernando Alegría
para luego
instalarse en Toronto y enseñar en la
universidad York
ya escribiendo
poemas sensuales en tres idiomas
siempre quería
juntar todas sus propias culturas con las de
otros lugares
y estableció
con Mario Valdez la Celebración Cultural del
Idioma Español
que tuvo lugar
en Toronto por una semana cada año,
la serie más
grande de eventos internacionales
latinoamericanos
en Canadá, que
incluyó ponencias, poemas, prosa, cine, bellas
artes y música,
donde
latinoamericanos e hispano-canadienses de
todas partes del país pudieron conocerse,
los encuentros
más multiétnicos y pluriartísticos que nunca
he conocido,
la mayoría de
nosotros nos alojamos en el mismo gran hotel
en el centro de la ciudad
y ella y su
marido el distinguido británico Arturo siempre
nos invitaban a una fiesta maravillosa,
los
anfitriones inmensamente generosos con su
linda casa en la calle Glencairn,
con
académicos, artistas, escritores, actores,
músicos y cónsules de España y países
hispanoamericanos por tantos años,
y luego
juntándonos de nuevo con la revista Índigo ,
que incluía el francés,
y escribiendo
poesía en cuatro idiomas, muchas veces
auto-traduciéndose de una lengua a otra,
fundando la
editorial Antares con el apoyo de la
universidad para publicar en cuatro idiomas,
uniéndonos con
lanzamientos y charlas multilingües
y no sé cómo
encontrando el tiempo entre tantas actividades
mientras criaba sus dos hijas
y combinando
mundos para crear otros cosmopolitas
con una fuerza
incansable, siempre buscando semejanzas entre
las lenguas y culturas
del mundo tan
grande y con tantas cosas en común de que
nunca nos damos cuenta
y es eso que
Margarita nos ha hecho y dado por tanto
tiempo,
ayudándonos a
conocernos, presentando nuevas culturas,
otras maneras
de escribir y vivir, con su sentido de humor
tan agradable,
mientras
también se leía la literatura del pasado,
de Dante a
Cervantes
en la época
del Renacimiento en toda Europa,
cuando los
países y las lenguas se brotaban de las mismas
ideas
y del hecho de
vivir juntos, perpetuamente con los suyos y
los otros.
Gracias,
querida Margarita, por tu corazón tan abierta
y por todo
lo que has hecho por nosotros.