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GUILLERMO ROSE CARRILLO _ "Media Suela" (cuento) _ Cecilia tenía 5 años cuando la invitaron al cumpleaños de Albertito Rodríguez. Estaba linda con su vestidito azul y blanco nuevecito, medias blancas casi hasta la rodilla y zapatos de charol negro. _ La casa era inmensa. La entrada tenía una escalera de piedra, rodeada por un amplio jardín. Farolitos y una escultura de círculos de acero, muy moderna, flanqueaban la gran puerta. Al entrar se veía un gran 'hall', un corredor inmenso con ventanales hacia un lado y una escalera circular de madera hacia el otro. La cantidad de habitaciones parecía interminable. El papá de Cecilia era como de la familia, así que conocía la casa perfectamente. En cuanto les indicaron que la fiesta era en la terraza se dirigieron hacia una de las puertas de vidrio. El piso de la terraza era de grandes bloques de mármol. Por todos lados había mesas, sillas y sombrillas. La piscina reflejaba el cielo gris, y no había nadie en ella, ya que la tarde estaba nublada y hacía bastante frío. _ Serían unos treinta niños y niñas y unos veinte adultos. La fiesta se desarrolló sin mayores incidentes hasta las cuatro y diez de la tarde. A esa hora la abuela de Albertito anunció que acababa de llegar el payaso. Se llamaba Media Suela y era uno de esos que tienen inmensos zapatos y una calva falsa. _ Había algo desagradable acerca de Media Suela que la mayoría de los niños podía percibir, sin saber exactamente qué era. Media Suela los congregó a todos al medio de la terraza y empezó a contar chistes. Chistes iban y venían y los chicos parecían estarse divirtiendo mucho. Luego las rondas y los globos en forma de animalitos. Todo iba bien hasta que se le ocurrió hacer un concurso. Les indicó que aquellos que gritaran más fuerte el nombre de Media Suela, mientras saltaban a la vez, se iban a ganar un premio. _ Los chicos se arrancaron a gritar "Media Suela" como si su propia vida estuviera en juego. Iba a ser difícil seleccionar al ganador o a la ganadora. Cecilia, que había gritado hasta quedarse ronca, y que había saltado más que todos los chicos juntos, esperaba ansiosa algún premio. Pero Media Suela había decidido, desde antes de que el concurso empezara, darle el primer premio a Albertito, el dueño del santo. Albertito casi no había gritado y ni se había molestado en saltar. El payaso procedió a anunciar muy orondo que Albertito había ganado el concurso y que por lo tanto se hacía acreedor a un anillito que tenía grabada la cara de un payaso en plata de muy buena calidad. Cecilia se molestó mucho porque pensó que esto era injusto. Miró al payaso con gran cólera e intensidad hasta sentir que los ojos se le humedecían de rabia. Un calor extraño invadió su cuerpo como si por las venas le pasara fuego. Nunca antes, en su corta vida se había sentido tan engañada. _ Sus papás trataron de distraerla mencionando lo bonita que estaba la torta y cosas por el estilo, pero ella parecía cada vez mas molesta. Para empeorar la situación, Media Suela anunció que habría tres premios consuelo. Los ganadores resultaron ser dos hermanos y un primo de Albertito. Para Cecilia, nada. Creyó que se iba a desmayar. _ El papá de Albertito pasó cerca de la familia y le preguntó a Cecilia qué le pasaba. El papá de Cecilia le dijo que simplemente ella pensaba que había merecido ganar un premio en el concurso y que no había ganado nada. El señor Rodríguez replicó con una sonrisa, "Todavía no sabe perder, pues". Cecilita ni lo miró. Se concentró en el payaso con tal odio que su mamá se empezó a asustar. "Vámonos ahorita mismo Arturo, tengo miedo que pase algo", dijo suplicante mientras miraba los ojos de su hijita que parecían adquirir un tono rojizo. Pero era tarde. Lo que siguió fue realmente espectacular, cómico y bochornoso a la vez. En momentos en que Media Suela estaba entregando un globo al tercer finalista se escuchó un ruido tremendo que parecía provenir de los pies del payaso. Sus descomunales zapatos comenzaron a levantarse y estrellarse contra el suelo a gran velocidad en un movimiento repetitivo que parecía no tener fin. Segundos después, en medio de la sorpresa de todos, Media Suela salió volando por los aires sin que nadie lo tocara. El mejor acto de magia no podía haber igualado el salto mortal ni el aullido espeluznante del payaso. Media Suela, con zapatos y todo, fue a dar en medio de la piscina que estaba a unos diez metros de la terraza, penetrando al agua con gran estruendo y desde una altura bastante respetable. Los chicos, mientras gritaban, corrieron junto con los adultos al borde de la piscina, riendo y aplaudiendo a la vez. Los muchachos creían que todo era parte del acto y muy contentos chillaban "Media Suela, Media Suela", mientras saltaban locamente alrededor de la piscina. _ Con todo este alboroto, nadie reparaba en lo que se estaba demorando en salir del agua. Finalmente, cuando sus brazos subieron y bajaron sin control y se notó su desesperación es que alguien gritó "¡No sabe nadar!". _ El papá de Periquito Salinas se animó a tirarse al agua a tiempo para que no se ahogara. Cuando lo sacaron, el hombre había perdido el maquillaje y el color, un guiñapo con sus ropas inmensas colgando como algas gigantescas y con los zapatos doblados como un par de grandes gusanos negros. Albertito Rodríguez lloraba desconsolado ya que la fiesta tuvo que terminar en ese momento. _ Al salir de la casa, Cecilia estaba radiante. En su puñito derecho escondía el anillo de plata con la figura del payaso. Fue ésta la primera vez que sus padres se dieron cuenta de que Cecilia era una bruja. _ _ _ |
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