|
|
GUILLERMO ROSE CARRILLO _ Poemas _ Cuartos vacíos _ Mentira de mentiras es pensar que la bulla de pasos temporales es ruido que debemos desdeñar. _ Camino desde la entrada, la puerta cerrada a mi derecha me molesta porque sé que tras ella sólo queda un cuarto vacío. _ Sin interés alguno dejo caer el maletín y sigo avanzando lentamente como esperando escuchar las voces. Mas es el silencio quien responde, el maldito silencio, y el aún más maldito eco de mis pasos. Ese eco que antes se perdía en el ruido de las voces, en la risa de la niña, en la sonrisa del niño, en los rasgados tonos del señor y la señora de las mil y una canas. _ Y yo, idiota siempre, me molestaba al escuchar las voces, sin comprender que serían una vez la canción que hoy añoro. Pensaba, egoísta vano, en la engañosa felicidad del silencio. _ Subo al segundo piso sin cruzarme con nadie en la escalera, y recuerdo que a veces, muchísimas veces, bajaban los niños atropellándose y atropellándome y yo, eterno idiota, me molestaba y les gritaba ¡Basta ya! ¡Silencio, por favor! que yo quiero descansar. Descansar. _ Veo ahora que el cuarto de la niña está vacío y parece que la puerta abierta me golpeara. El otro cuarto, el azul hombrecito, el que tiene los muebles intactos, como esperando que por favor alguien los vuelva a desarreglar. Pero no hay nadie. _ Paso por el cuarto grande, el del señor y la señora de las mil y una canas, y ya no escucho al señor leer las noticias del sur, y no escucho la maquinita de coser, que, idiota eterno, me molestaba tanto. _ Cuando entro a nuestro cuarto quisiera que salieras de algún sitio, de cualquier rincón, te juro que no me importaría de cuál, y me besaras y me preguntaras ¿qué novedades? ¿que tal estuvo el trabajo? _ Pero tú, tú también te has ido con los demás, y todos ustedes lejanos han dejado en mi casa los cuartos de mi vida tan silenciosos y tan tremendamente vacíos. _ _ _ Dos veces _ Ahora que ya es de noche, y que todos se han dormido, quisiera yo hablar contigo seriamente, y de hombre a hombre. Ven acá inmediatamente, que estoy molesto te digo, porque hace un rato te he oído fuerte a tu abuela gritarle. Y antes que más me moleste, bien que bajes la cabeza, ya que nada que tú hicieras puede hacerme hervir la sangre que tú, que eres hijo mío, a tu abuela tú le faltes. _ Que tu abuela fue valiente. Que tu abuela trabajaba, que mantenía esta casa, y a sobrinos de pasada. Que en Navidad, los regalos, no solo a mí, sino a todos, fueran o no sus ahijados. Que si el Carlos está enfermo, 'ay tía, ¿qué es lo que hacemos?' Que me he quedao sin trabajo. 'Acá tienes de momento, veremos como arreglamos'. _ Y para todos había cuando era joven la abuela. Y yo, que era como tú, crecía sin darme cuenta de la suerte que tenía. No sólo a mí me cuidaba sino también a su madre. Y nada a mí me faltaba para poder educarme. Así es que gracias a ella yo señor, tengo carrera, y usted, jovencito mío, tiene un padre de primera. _ Así que escucha una cosa que no quiero repetirte. Que a mi madre no la faltes, que es tu abuela y que te adora y que le tengas paciencia, que ya cumplió la señora. _ Y escúchalo de tu padre. Que cuando a ella tú le hables sea para gracias darle porqué ella por ser tu abuela, y si no te has dado cuenta, es cual dos veces tu madre. _ _ _ Mi pequeña _ Qué pasó con la pequeña que hasta hace poco jugaba con esas flores tan tersas por unas calles lejanas. _ Y qué pasó con tus besos tan frecuentes y tan suaves, que con cariño tan tierno con tu inocencia nos dabas. _ Qué fue de aquellas preguntas con los ojos tan inmensos cuando ansiosa interrogabas sin descansar un momento. _ Qué fue de esos malos sueños que en las noches de fantasmas requerían mi consuelo para volver a tu cama. Lejanas noches de luna de interminable tormento en que fiebre y sufrimiento mecían tu blanca cuna. _ Qué fue de aquella niñita que tenía miedo al agua que en la orilla titubeaba mientras con ella no entrara. _ Que fugaz cuando pequeña con velo y vestido blanco fuiste a la iglesia llevando, misal, mi rosario y vela. Ahora ya no eres la misma, te estás volviendo mujer y parece se te olvida la niña que fuiste ayer. _ Resulta que no sé nada, se acabó tu admiración. Fui admirada, y ahora soy ignorante e ignorada. _ Nunca tengo la razón. Te molesta cualquier cosa que haga o diga cerca a ti. Que si el color de esa rosa, que si esto no se hace así, que nadie te entiende acá, que quieres llegar más tarde, que anhelas más libertad, que deje de fastidiarte. Por último, sin aviso trajiste la vez pasada a un muchacho del colegio de quien no sabemos nada. Dices que es tu enamorado, no me pediste permiso. Pero ¿es que yo ya no existo porque estás enamorada? _ ¡Ah! Disculpa, me olvidaba que aquella niña pequeña que hasta hace poco jugaba con unas flores tan tersas por esas calles lejanas, se fue sin decir palabra al cumplir sus quince abriles, y es ahora reemplazada por una mujer hermosa, independiente, agraciada, que para mí, haga lo que haga, sigue siendo aquella niña que en las noches se asustaba, que en mi puerta preguntaba "¿Puedo pasarme a tu cama?" _ Es que yo me he dado cuenta mujer de mirada altiva, que en tus ojos tan profundos vive esa niña cautiva que en las noches de fantasmas aún requiere mi consuelo. _ Pues te cuadre o no te cuadre, en buena o mala fortuna, tú, niña, muy bien lo sabes, sólo puedes confiar en una, una que soy yo, tu madre. _ _ _ Se va la niña _ Se va la niña, se va, no hay fuerza que la detenga y en ese irse se lleva nuestra alma con sus maletas. Se va la niña, se va, la niña del pelo negro, la de los ojos de luz y la mirada de ensueño. Se va con su risa pura a ganar el mundo entero con su furia, con su empeño y en sus manos, terciopelo. _ Si ayer nomás discutía la niña del pelo negro de los problemas del mundo, queriendo solucionarlos con migajas de alegría. Y ahora que se está yendo a sus propios desayunos buscando caminos nuevos, me voy sintiendo tan viejo preocupado y sin aliento, pretendiendo que me lleve con ella en sus pensamientos, y que me miren de nuevo sus ojos de luz tan bellos. _ Ruego que cuando se duerma con la luz y el libro abierto la bese alguien con ternura su descanso protegiendo. _ Vuela libre, vuela al viento, niña de mis pensamientos. Y regresa pronto a casa que aquí te esperan tus sueños. Y regresa pronto a casa que aquí te esperan tus viejos. _ _ _
_ |
Regrese a la página inicial de GUILLERMO ROSE CARRILLO _ |
|
|
Diseño web - Copyright © 2005-2011_Asociación Canadiense de Hispanistas |
Texto - Copyright © 2011_Guillermo Rose Carrillo._Todos los derechos reservados |
|
|