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JULIO TORRES-RECINOS
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POEMAS
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    __Dos hermanos

    Dos hermanos tengo,
    dos hermanos misteriosos
    que de la mano
    me llevan como a niño, 
    el amor y la muerte.
    Dos esfinges en la loma
    que aparecen y se van
    que sonriendo 
    muestran su rostro.
    La esfinge del amor,
    esa doncella altiva
    que me sonríe 
    y me deja en silencio,
    tal vez nunca la entienda;
    la de la muerte
    es la única
    que con promesa cierta
    me espera
    a que la conozca
    en un ritual
    de sombras. 

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    __Obligaciones

    Hoy tendré que decirles
    a mis amigos los árboles
    que ya no está;
    a ellos que una vez
    me vieron feliz
    venir a contarles de su voz.
    Y yo oiré con envidia
    el susurro de sus hojas,
    el ruido de sus ramas
    que se rozan en un abrazo,
    veré sus sombras que buscan
    el cerco, las piedras, los troncos caídos.
    Y yo tal vez tranquilo veré
    cómo sus frutas hermanas
    caen, golpeadas por el dulce
    empujón del sol o la fuerza del viento,
    cómo dan al suelo con una sonrisa abierta
    y con su fe entera hacia la tierra.
    Un rayo tenue cruza
    el laberinto de hojas.
    Hemos hablado y me voy
    despacio, intacta la fe.

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    __El mar y las estaciones

    Tener la seguridad del mar,
    la certidumbre de las estaciones 
    que saben que un poco más
    de viaje en esta tierra
    y será 22 de septiembre,
    o marzo, todavía con frío, vendrá.
    Tener la sabiduría de los pájaros
    que en vez de embestir la distancia
    planean en el cielo
    guiados por los hilos del viento.
    Ser firme como las alas de las aves
    que soportan el peso
    pero no obstruyen la luz del sol.
    Ser viejo como un árbol
    centenario pero que todavía agradece
    la luz que cada día calienta sus ramas.

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    __Vivo en un país grande

    Vivo en un país grande
    que no conozco
    porque va de mar a mar,
    desde lo cálido hasta las nieves
    del polo donde pocos habitan.
    Este país apenas me conoce.
    Soy un número con una dirección
    y una fecha de nacimiento
    que paga impuestos
    y consume los objetos de la felicidad,
    uno más de los millones que hablan inglés,
    aunque todavía sueñan en
    español, 
    y va de visita a su país
    también desconocido,
    descolorido por los años,
    el recuerdo, el sol que quema.
    En este país grande
    también caben los años
    que nadie quiere,
    las historias
    que a nadie interesan,
    la cara desconocida,
    el acento extraño
    que no calza porque
    suena raro, extraño,
    usted no es de por aquí,
    exclaman.
    Allá también
    me preguntan
    sobre mi procedencia.
    Soy de la China o el  Japón,
    murmuro, y la gente,
    mi gente, me cree,
    todavía me creen
    cuando les explico
    que aprendí el español
    en la universidad
    y por eso lo hablo bien.
    La patria, digo, en el pueblo,
    la calle, la gente que te conoce,
    allá, aquí, los amigos, mi hijo,
    el perro de la infancia
    que todavía me saluda,
    las palabras que escucho
    no importa en qué lengua,
    pero que vienen de una voz
    fraterna, sin fijarnos en su faz.

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    __Uno espera

    Uno espera que la vida cambie,
    que mejore el  tiempo como la  marea
    para después echar la barca al mar.
    Pero nada, nada parece 
    compadecer la dureza de los días.
    Así vamos arrastrando una sombra
    de una ciudad a otra,
    de una estación a otra,
    de una noche a otra.
    Así vamos empujando
    los minutos, las tareas
    de cada día:
    lavar la ropa, 
    coser la camisa,
    lustrar los zapatos
    que nos llevan a otros días,
    animándolos a que sigan,
    a que no desfallezcan,
    a que no queden derrotados
    un día, con un cordón 
    por un lado y el otro desaparecido.
    Uno trata como buen ciudadano,
    va contento al trabajo,
    paga los impuestos
    y saca la basura,
    como si en todo 
    esto hubiera una oración,
    como si así se nos fuera
    a prometer un año mejor.

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    __Exilios

    Los exilios se construyen
    como pirámides de sueños,
    de hombres, de esperanzas, 
    de mujeres y de años; 
    pesadas y anchas al principio
    como para borrar así
    su sombra o su origen,
    o como para con su 
    pesadez  insistir que todo 
    intento de olvido sólo 
    es torpeza, auto-engaño.
    Después, dicen, los recuerdos
    se vuelven más livianos;
    el tiempo se apiada
    y nos oscurece la memoria. 

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    __He esperado 

    He esperado muchos días,
    y no he recibido respuesta.

    Abril pasó, la nieve se fue,
    y no he recibido respuesta.

    Desde la ventana los árboles; el viento,
    las hojas verdes en el mes de mayo.

    Pronto las flores se llenarán de polvo
    y esa carta tuya que no llega.

    Quizá deba escribirme a mí mismo
    una carta que empiece: “Querido tú.”

    Que me cuente de la tierra lejana,
    de  los muros que escuchaban en la sombra.

    Que me diga que nosotros somos
    los de allá, los de aquí; sólo sombras.

    Una carta que hable de los que no están,
    los que se fueron sin dejar direcciones.

    ¿En qué senderos de tibios celajes andarás,
    tropezándote con la luz roja de la tarde?

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    __Ausencia

    Cuando parece que vienes,
    volando sobre un caballo,
    que azotas el viento con tu figura,
    dejando ver tus muslos blancos,
    acercándote con tu vestido ayer nomás;
    nomás ayer te veía entre los robles,
    alborotada en el río,
    guerrera incontrolable que reía.
    Años después todavía vienes
    perdida entre la arena,
    arrastrada por el sol
    y el río que se lleva
    tu vestido, las piedras
    con que todavía juegas
    en mis sueños grises
    de caballos y tú . . . 
    Y tú sigues allí, sentada,
    o montando potros, dominando
    las líneas de tu cara,
    dura porque han sido 
    de puños tus días,
    diosa engrandecida, ven,
    diosa atormentada, sigue,
    como ayer, como antes, 
    no hay nada que te detenga,
    ni manos ni palabras,
    ni el saber que estoy aquí,
    sumido todavía en la ausencia.

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    __El paisaje solo

    Aquí, allí
    lluvia y espejo.
    Aquí, allí
    tarde y sombra.
    Aquí, allí
    edificios grises,
    momento que cambia,
    cielo gris y frío,
    gotas heladas en la cara,
    ropas insuficientes,
    el paisaje solo.

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    __Si me ves

    Si me ves por la calle
    no me saludes 
    que tal vez ya no soy el mismo.
    No reconocerás mi cara
    ni mis palabras de ayer;
    día a día ya no sé
    dónde quedaron las espadas,
    dónde quedó el rencor.
    Hoy partido, camino
    sin querer por calles
    que me separan 
    de aquel grito,
    del pedazo de tierra,
    rincón de mar,
    de patria primera,
    de madre salvaje.
    No me hables 
    ni me mires;
    ya no hay espejos 
    ni musgos
    ni paisajes con puertas secretas
    o ventanas para jugar; nada.
    Nada. Sólo un camino.
    Sólo estos ojos extrañados.

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    __Las aves que te llevan

    Noviembre llega
    y con él tiemblan 
    las primeras nieves 
    en el cielo.
    Los pájaros preparan 
    su salida 
    rumbo sur
    –dicen que con la magia 
    del viento
    pueden estar
    en el Golfo
    en un día–.
    Yo  había  pensado
    mandarte una carta 
    con ellos, los pájaros.
    Quería enviarte
    en la carta
    una gota de agua,
    un puente hecho de horas,
    una provincia,
    o un grano de arroz
    para que alimentes 
    las aves que te llevan
    día con día más lejos.
    Pero tal vez me contente
    con enviarte unos árboles
    para que te adornes la cabeza.
    __________(Saskatoon, 2000)

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Página puesta al día por_José Antonio Giménez Micó_el 1 de junio de 2019
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