Menorragia.
Menorragia
Invertir el
cuerpo inerte
hiede
a encierro.
Olvida el veinticinco
apisonado
si los capullos
frescos no traen semilla.
Qué
guacho, dirás.
Al ver las
alas de murciélago azotar
tu más
recóndita guarida,
sabrás
que habré pasado a saludarte,
a preguntarte
qué tal
merma la malicia
hecha añicos, partes
que gusanean.
Lo siento,
amor.
Nunca me enviaste
un e-mail.
*
* *
Si te he visto
no me acuerdo,
tampoco,
de la primicia
insulsa del hipo de noche
que se hizo
día ocho
veces
casi.
Respiro en
calma al saberme lejos.
Que no me
veas, respiro.
No respiro.
Me la banco
y luego vuelvo a suplicar:
¡Ahora!
¡Que
no se enhieste todavía!
¡Que
no me emerja de la fiebre aún!
¡Que
no me mate!
Pero ahí
vas,
templando
lanzas que debieron ya enhebrar.
Tornasol de
los bajos fondos.
ASFIXIA
Y un pinchazo
apenas
por cada una
de nuestras culpas.
*
* *
Cuarenta grados
a la sombra.
Toda la ventana
abierta y la cortina ondula.
Ni un poco.
Se asienta
el estancamiento.
De
Fondo
(inédito)
Hacen
rin, hacen ran,
los maderos
de San Juan.
Ni
hueso...
Hacen rin,
hacen ran,
los maderos
de San Juan.
Ni
hueso...
Ni coprolito
de Abrahán que,
varado entre
la huida anular,
entre
ESTO
y la más
exacta captación de friegue o frío,
huela todavía
a tiempo.
¡Cuánto
falta!, se dice
y sigue caminando
en dirección a la aguja
con la que
aguija el himen.
Ni hueso...
Y sigue escopleando
en remolino, hacia el fondo,
el aro del
que supura una flor.
Amada mía,
¿Deseábamos
tanto el queso?
O es sólo
que me encantaría husmear en el bollo
de Papel del
que aún pendo.
Hacen.
Parece como
si hicieran.
*
* *
Y hasta la
alcándara,
por cuya curva
no quiebra
mi línea
sobre tu agua,
mi vehemencia,
resiste aún
más su vómito
de pegamento
de vida de
ave
de cetrería.
¡Ay qué
lindo palomino!,
diría,
al ver las
dunas en calzonarios desde el binocular.
¡Ay qué
buena moronchita!
lloraría,
si sus quevedos
dramatizaran,
si congraciasen,
apenas,
con la querida
oblonga.
Aunque es de
noche y sabes, nictálope.
Siempre habrá
algo de patético.
¿Hacen?
No. Parece,
pero sólo ruedan, una y otra vez,
y otra vez.
Y otra vez,
mientras la gota nos deje,
ahí,
como queriendo tocar la lata,
mientras un
frío nos seque en secreción,
habremos ya
masticado el bizcocho.
*
* *
Esta vergüenza
de salir corriendo
con los huevos
en la mano,
a medianoche,
para que allí
también nos poltronice bajo
la sábana,
quizá más limpia,
la misma conmoción
de cururo.
Royendo ahí,
en la apertura
de las tormentas,
parece lindo,
pero bien
que duele, mamá,
bien que después
queda tan rojo.
Sí,
ya voy, le digo: sólo un poquito más.
Y vuelvo a
gatear hacia fuera con una huella de alga.
¿Me
dejas?
No, qué
va. Si ya enciende los faroles,
si ya tropieza
o cruza y cae o se enamora del milico:
¡Alcen
la barrera para que pase y dé la vuelta!
Sh...
Seis, dos,
ocho...
*
* *
Simulacro de
Dos...
de hacer como
si rin, como si ran,
aunque no
quedase ni la puntita yayay.
Ni hueso
De
Rondas
(inédito)
Renuncia
parcial.
Dejar si puedes,
mientras clorhidrata,
dejar que
hunda y siga o curve:
Ahora
como si aquel
día, tantísimos años ha,
yo tal vez.
Pero sin querer...
créeme.
Declaro por
lo que más me valga que nunca lo habría hecho
de saber,
que ignoraría también la verdad.
Tan sólo
esta duda que no se mueva, mamá,
que no me
mueva la noche.
*
* *
Por eso lo
hago, por eso quiero matarlo en el agua sucia
con el espejo ayayay, y puedo
verme la cara mientras lo hago en este pedazo de
espejo que empujo, con
los dedos al fondo lo empujo, los dejo pero no
me corto, los dedos no me
los corto con el espejo, así, ayayay qué lindo,
y digo qué
lindo ayayay que se vaya poniendo turbia, tan
roja que parece tinta, que
lo empujo, que me pinto con esta tinta la cara
para ser otra, pintarrajeada
que ni yo me conozco, y lo saco, y lo meto, y lo
saco ayayay para verme,
quién soy que lo meto, que se muera que soy
desgraciada, lo empujo
y digo ayayay qué lindo ayayay que lo meto
ayayay...
*
* *
Remordimiento
falso
de dos
cabe en la
más infecta combinación de caldo cartílago.
También
la sobra
nos viene
colgando al dorso como al cururú.
Quedate conmigo,
amor.
De
Forma
de los charcos (Buenos Aires: La Bohemia,
2006)