NELA
RIO
_
Reflejos,
imágenes
y otros encuentros
(Mi
diálogo con
Leonor)
Nota
sobre mis ensayos críticos, ponencias,
conferencias y
discursos
magistrales sobre Sor leonor de Ovando
En 1994 mis
estudios sobre literatura colonial
hispanoamericana fueron confluyendo
hacia mi tarea creativa. Tuve la idea de
escribir una novela situada en
el siglo XVI, una de cuyas protagonistas iba a
ser una poeta-monja. Y comencé
a imaginarla...
Para familiarizarme con el tema, dediqué el
verano de 1995 a leer
la obra de Santa Teresa de Jesús. Su vigor, su
incansable pasión
por reformar la Orden y ofrecer nuevas
posibilidades de vida conventual,
unidos a la delicadeza de su palabra poética
fueron una inspiración.
La lectura me permitió observar las
descripciones de conventos,
la vida familiar de las monjas y su poesía
mística.
En los estudios que leí sobre Teresa de Jesús
algo me había
llamado la atención: su conexión con las Indias
través
de sus hermanos que estaban participando en la
Conquista. Supuse que la
influencia de Santa Teresa habría llegado a las
nuevas colonias.
Un viaje a Argentina en enero de 1996 me
permitió ir a Salta, una
de las ciudades coloniales más importantes,
donde esperaba encontrar
uno de los primeros conventos de las Carmelitas
Descalzas.
Mis deseos de encontrar documentos, escritos
religiosos, referencias, cualquier
cosa, sobre mujeres que escribieron en los
conventos de la colonia no se
realizaron. No pude hablar con las monjas
carmelitas. Mi primer encuentro
con documentos auténticos del siglo XVI fueron
en los Archivos Provinciales
de Salta, donde en la lectura de documentos
legales, eclesiásticos
y comerciales comencé a percibir la diversidad
de voces femeninas.
Antes de salir de Salta compré 16 libros de
autores salteños.
Entre ellos, un estudio y notas a la poesía de
una monja del siglo
XVI, que no tuve tiempo de leer en ese momento.
En abril de ese año,
ya en casa en Canadá, abrí el libro que cambió
el
rumbo de mi investigación y trajo una nueva
inspiración a
mi poesía: Sor Leonor de Ovando, Poesía
de Iride Rossi
De Fiori, que fue una guía inesperada hacia un
encuentro extraordinario
con una poeta monja. En Santo Domingo, en los
años de la Colonia,
en el siglo XVI, vivió doña Leonor de Ovando,
1548?-1610?,
la que se considera la más antigua poeta de la
que se tiene noticia
en la literatura hispanoamericana.
Un deseo por conocerla más a fondo me llevó a
trabajos de
investigación más extensos que dieron como
resultado ponencias
que presenté en conferencias internacionales. Se
iba haciendo cada
vez más claro que para tener una visión más
completa
de su poesía debía consultar Silva de Poesia
de Eugenio
de Salazar, en la que estaban incluidos sus
poemas.
Becas de investigación del Ministerio de
Educación y Cultura
de España, del Consejo de Investigaciones de St.
Thomas University
y de la Comisión permanente de la Feria
Internacional del Libro
de Santo Domingo, me permitieron viajar a
Madrid, Sevilla y Salamanca en
España y a Santo Domingo, en la República
Dominicana para
consultar importantísimos documentos.
Deslizándose de los folios antiguos a mi vida en
asombro Leonor
de Ovando fue cobrando vida. Contemplé en mí su
transformación
de personaje literario a una persona real.
La fui encontrando en
documentos de varios archivos, en artículos de
análisis literario,
en referencias en libros de historias. Su vida
se iba expandiendo y también
mi necesidad de conocerla mejor. Cuanto más leo
sobre el período
en que le tocó vivir, más la admiro y respeto no
sólo
como finísima poeta, sino también como hábil
prosista
y como mujer.
Uno de los momentos que dejó una extraordinaria
huella en mí
fue ver la Silva de Poesia de Eugenio de
Salazar. Me conmovieron
el recinto de la Real Academia de la Historia en
Madrid, la presencia de
un libro manuscrito de fines del siglo XVI, la
anticipación de abrirlo,
la solemnidad del momento. El aire quieto, la
luz atenuada, las voces del
libro que al abrirlo se ofrecerían a mi lectura.
Desde el momento
de la escritura hasta este momento de mi
asombrada lectura, me llegaba
el ir y venir de las voces construyendo el
diálogo poético
entre Eugenio de Salazar, poeta madrileño y
oidor de la Real Audiencia
en Santo Domingo y Leonor de Ovando, la
Illustre señora, ingeniosa
Poeta y muy relligiosa observante (como él
la llamó).
Mis viajes hacia Leonor me llevaron al Santo
Domingo colonial actual, que
fue un centro intelectual, emocional y afectivo
que inmediatamente me envolvió
con su misterio y sabiduría. Caminé las calles
que ella habría
caminado siguiendo mi deseo de encontrarla y
llegué a su amada iglesia
y convento Regina Angelorum. El convento ya casi
no existe como ella lo
conoció. Sin embargo la iglesia, de la cual al
menos en parte ella
conoció, es una estructura sobria y todavía
bellísima.
Una ventana alta en el muro lateral exterior me
atrajo la atención.
Gracias a la bondad de la Madre Milagros, que me
recibió con interés
y afecto, pude realizar uno de mis mayores
deseos: conocer el lugar donde
había vivido Sor Leonor de Ovando. Con una
sonrisa muy apacible
y contagiosa, la Madre Milagros me escuchó con
atención.
Le dije que estaba estudiando la poesía escrita
por una monja dominica
que había vivido en este convento desde mediados
del siglo XVI hasta
su muerte, quizás después de 1610. Le dije
que su nombre
era Leonor, Leonor, repitió mirando el
patio enlosado, las
palmeras enanas, las flores blancas, estas
columnas son viejas,
dijo con sencillez. Cruzó las manos sobre su
hábito blanco
y esperó a que continuara. No sabemos mucho de
Leonor, le dije,
sabemos que fue monja profesa de Regina
Angelorum, que fue superiora y
luego Priora del convento. Que fue una mujer
fuerte, de mucho valor y de
gran caridad. Resuelta y recta en las leyes
canónicas y reales.
Honesta hasta casi correr el peligro de ser
excomulgada (pensé otra
vez qué habría sentido Leonor esos días largos
de
juicios e intrigas) y, dije, Sor Leonor siempre
demostró entereza
e integridad. Su comunidad religiosa la apoyaba
y admiraba. Creo que el
hecho más dramático debe haber sido el ataque de
los piratas,
especialmente el ataque de Francis Drake, en
1586, cuando Sor Leonor era
Priora del convento. Drake quemó todo.
El altar de la iglesia
está quemado, arruinaron la catedral también,
la Madre
Milagros se mecía en su mecedora invitándome a
seguir, en
este patio que antiguamente había tenido una
fuente. Parece que
Sor Leonor y las monjas, continué, decidieron
dejar el convento
y huir a los campos sin llevar nada con ellas,
sólo lo puesto. Drake
estuvo un mes, saqueando e incendiando las
casas, habiendo hecho de la
catedral su cuartel y lugar de operaciones, la
Primada de las Américas,
dijo la Madre Milagros en voz baja. Cuando las
monjas volvieron todo había
sido destruído. Dicen que Sor Leonor hizo lo
posible por mantener
a las monjas bajo un mismo techo y comenzaron la
reconstrucción
del convento y de la iglesia. Debe haber sido
muy difícil. Sí,
con toda seguridad, imagínese. Volver y no
tener nada. Y volviéndose
hacia mí, dijo Después vamos a ver la
iglesia. Yo,
que había esperado años por esta posibilidad, me
quedé
sin saber qué decir. En otra visita que hice al
convento me dí
cuenta que el mediodía era la hora de la oración
comunitaria,
pero hoy la Madre Milagros no se movió, no me
dijo que estaba ocupada
y que me fuera. Siguió meciéndose y yo permanecí
en
silencio.
¿Y
escribía poemas? me preguntó. Sí, le dije,
y muy
buenos. (Ella me regalaba con su atención porque
intuía que
yo tenía una gran necesidad de contarle cosas,
cosas que había
leído, cosas que había pensado, que había
estudiado).
¿Sabe, Madre, que fue en la época en que Leonor
era una religiosa
joven cuando conoció al Licenciado Eugenio de
Salazar, que había
llegado a la isla con la función de Oidor de la
Audiencia Real?
No sabemos cómo, pero en algún momento supieron
que ambos
eran poetas e iniciaron un diálogo a través de
poemas, que
ahora considero el primero y uno de los
más notables diálogos
poéticos de la historia de nuestra literatura.
No fue un simple
intercambio de poemas en fechas ocasionales. En
los poemas podemos ver
cómo una relación de respeto, admiración y
afecto
se fue desarrollando entre ellos Qué
curioso murmuró.
Y luego me preguntó, ¿Quiere tomar algo?
Hace calor.
Me trajo un refresco de frutas con hielo molido
yo no entiendo mucho de
poesía, ¿eran buenos los poemas? Sí, son muy
buenos
poemas, elegantes, sabios, cultos, profundos.
Hay críticos que dicen
que son deliciosos, ella sonrió y dijo Qué
bueno, ¿no?
Fue importante ir a España y leer por primera
vez juntos los poemas
que se escribieron. ¿Y ahora va a dar una
conferencia en la Feria
del Libro sobre esos poemas? Sí, ¿le
gustaría
ir? Sí, pero vamos a ver.
La madre Milagros me invitó a entrar a varias
partes del convento.
Me llevó a la capilla que usan las monjas para
sus oraciones diarias.
De allí subimos otra escalera y aparecimos en el
coro. Allí
vi la ventana lateral que había notado desde
afuera, todavía
cerrada, llena de intensidad en sus postigos
oscuros por cuyas rendijas
se veía la luz brillante. La Madre Milagros
abrió las tres
ventanas, y el sol espeso del Caribe entró con
fuerza en la sombra
fresca. En la ventana lateral me pareció que
entraba como deshaciendo
el azogue de un espejo, dejándolo transparente
para que yo pudiera
mirar hacia el fondo de su tiempo donde estaban
todas las imágenes
que habría reflejado.
La Madre Milagros, al irse, me dijo vuelva
abajo cuando quiera y
me dio permiso para grabar en el coro de la
iglesia los poemas que Sor
Leonor había escrito hace ya más de 425 años. Me
quedé
sola. Miré el altar desde la baranda del coro,
ahora cubierto por
un lienzo negro, porque lo estaban retaurando,
vi la nave que yo había
llamado central en mi poema y que ahora me daba
cuenta de que había
solamente una nave. Fui hacia la ventana abierta
y miré hacia el
exterior y pensé qué hubiera pensado yo si
hubiese sido Leonor
mirando hacia lo que en aquel entonces sería la
primera universidad
de las Américas. Y tuve la sensación de que los
pensamientos
no existían en la misma forma, que sólo había
luz
e intensidad y mi deseo.
Pasé un largo rato en silencio buscando dentro
de mí misma
el espacio y el tiempo en que me sintiera capaz
de leer los poemas que
ella escribiera en los recintos del convento, o
de la iglesia, o de su
celda particular. Me senté en el alféizar bajo
de la ventana,
y comencé a leer. Leí sus cinco sonetos y sus Versos
sueltos,
en medio del golpear de martillos y cinceles de
los trabajadores que estaban
restaurando la iglesia, de la luz del sol sobre
los techos de las casas
vecinas, y del árbol que está en el callejón.
Grabé
esta lectura y hasta se me ocurrió pensar que al
volver a escucharlos
quizás percibiera el eco de otra voz, la de
ella, tan cerca
sentía su presencia. Luego de leer sus poemas me
cambié al
sitio opuesto del alféizar y leí los poemas que
yo había
escrito sobre ella y para ella.
Me gustó decirle cuán importante había sido ella
en
mi vida y cuánto me había enseñado, a través
de documentos en que poco a poco me iban
abriendo su tiempo de vida en
la colonia, a través de otras personas que por
razones de la investigación
he llegado a conocer, todas generosas, amables,
afectuosas. Era casi conversar
con ella.
La ventana, la luz, los reflejos, los
desdoblamientos de imágenes,
el vórtice. Sor Leonor de Ovando en sus poemas,
yo bajo su luz.
Cuando salí, caminé como dos horas por las
calles cercanas,
por la calle de las Damas, hasta el Alcázar de
Colón. Cuando
el cansancio, el calor, la intensidad de la luz
me golpearon, busqué
sombra en el árbol de la plaza donde está la
catedral. Me
costaba irme y al mismo tiempo sentía una enorme
satisfacción
y un sentido de paz.
Este diálogo con Leonor ha sido, sin lugar a
dudas, el momento más
notable desde que la encontré en su poesía en
1996. La conferencia
que di en la Feria Internacional del Libro de
Santo Domingo (1999) me permitió
compartir con un público interesado parte
de los resultados
de mi trabajo académico. Y ese también fue un
momento notable
de mi investigación porque pude hacer conocer,
por primera vez desde
fines del siglo XVI, un diálogo poético
notable de
nuestra literatura hispanoamericana, al leer
juntos los poemas de Sor Leonor
de Ovando y de Eugenio de Salazar.
Escribí_Los
espejos
hacen preguntas_porque
la vida y la obra de Leonor me inspiraron muchos
momentos de gran intensidad
intelectual y de riquísima espiritualidad. La
búsqueda de
documentos me llevó a leer muchas cartas,
noticias, legajos del
siglo XVI y me provocó la constante impresión de
estar tocando
vidas, escuchando voces, mirando lugares,
habitaciones, conventos, calles
de la ciudad a través de la palabra escrita de
muchos. A veces salía
de las salas de lectura de los archivos y me
angustiaba la idea de que
no pudiera recordar todo, que no pudiera darle
nombre, o mi voz, a las
voces que estaban en las páginas escritas. Tenía
necesidad
de seguir pensando y pensando para ir hacia algo
más hondo, un espacio
donde pudiera convivir con los que poblaban las
cartas, los documentos,
los testimonios. En algunos de mis poemas
imagino la vida cotidiana, el
despertar del convento a las mañanas caribeñas,
el momento
cuando Leonor escribía, la alegría de encontrar
un interlocutor
para sus poemas, sus meditaciones sobre el
Esposo Amado, su exquisita reflexión
sobre la poesía, su audacia estilística.
Quisiera que_mis
poemas_fueran
un testimonio de celebración para esta poeta a
quien respeto_(poemas
a
Leonor de Ovando, selección).
Así se fue develando Sor Leonor de Ovando como
un original ejemplo
de la dedicación a la escritura, de innovaciones
poéticas
todavía no reconocidas e indudablemente ofrece a
la crítica
actual un ejemplo que ha modificado la visión
que se tiene de la
producción poética de las monjas de la colonia.
Tanto la historia de la literatura dominicana y
la hispanoamericana en
general, así como mi vida personal se han
enriquecido con
la presencia de la poesía de la Illustre
señora, ingeniosa
Poeta y muy relligiosa observante, Doña Leonor
de Ovando, profesa
en el monasterio de Regina de la Española,
como dijera hace
426 años Eugenio de Salazar.
Santo Domingo,
R.D., 1999
___
1999.
Nela Rio._Los
espejos
hacen preguntas/The Mirrors Ask Questions._“Reflejos,
Imágenes y otros encuentros”, ensayo literario,
a modo de Introducción.
Traducción de_Elizabeth
Gamble
Miller._Edición
para coleccionistas. Gold Leaf Press,
Fredericton, Canadá.
Nota
sobre mis ensayos críticos, ponencias,
conferencias y discursos
magistrales sobre Sor leonor de Ovando
Publicación
reciente: "Me hizo pensar cosa no pensada."La
poesía de Sor Leonor
de Ovando (1548?-1610?)", Capítulo en Diálogos
espirituales.
Manuscritos femeninos iberoamericanos.
Asunción Lavrin y Rosalva
Loreto, editoras.Universidad Autónoma de
Puebla-Universidad de las
Américas-Puebla.México, 2005.
Mi investigación
ha sido apoyada por becas del Ministerio de
Educación y Cultura
de España, 1998 (Madrid-Sevilla-Salamanca); por
la Comisión
Permanente de la Feria Internacional del Libro
de Santo Domingo, como conferenciante
invitada durante la feria Internacional del
Libro, 1999, que permitió
investigación especialmente en la Biblioteca
Nacional y entrevistar
a varios historiadores dominicanos; por el
Ministerio de Asuntos Exteriores
de España, Departamento de Relaciones Culturales
y Científicas,
2000 (Madrid-Sevilla-Valladolid); por la
Comisión de investigación
de St. Thomas University para consulta de
Archivos Históricos en
Santo Domingo y para adquirir copias de
documentos del Archivo General
de Indias, Sevilla, Biblioteca Nacional de
Madrid, Real Academia de la
Historia, Real Academia Española, etc.
En mi monografía
(parcialmente inédita) considero a Sor Leonor de
Ovando no sólo
como la primera poeta de la literatura
hispanoamericana de la que se conserva
texto, sino también como precursora en varios
aspectos, entre otros:
el placer de la
escritura y la lectura de poesía, expresado
poéticamente
casi cien años antes de Sor Juana Inés de la
Cruz;
un marcado nivel
de reflexión sobre la poesía y su función,
cosa que
antecede en unos veinte años o más a Clorinda,
la anónima
peruana, (cerca de 1600), y a Bernardo de
Balbuena (1552-1627);
el uso de los
“versos sueltos”, en forma de epístola,
anterior a la de Amarilis
en unos veinticinco años;
primacías
léxicas en el uso de varios vocablos si se la
compara tanto con
poetas peninsulares del Siglo de Oro como con
coloniales de su época.
Las “primacías” agregan otro valor a su propio
valor poético.
Los títulos
de los trabajos individuales en ponencias,
conferencias, discursos y seminarios,
indican el panorama crítico de mis estudios
sobre Leonor de Ovando,
su poesía y conexiones con la literatura
peninsular del Siglo de
Oro, así como sus contribuciones al estudio de
la vida conventual
durante el tiempo de la colonia.
“Poemas para Leonor”
(lectura poética. I Festival Internacional de
Poesía en Granada,
Nicaragua, 2005);
"The Archeology
of Poetry: Sor Leonor de Ovando, The First
Poet of Latin America" (conferenciante
invitada. Discurso público. "The Literary
Lecture Series", The Iberoamerican
Cultural Foundation, Washington D.C., 2004);
“Ambigüedad
de lo público y lo privado en los co-textos
del siglo XVI: 'A una
muy buena y muy hermosa relligiosa' en Silva
de Poesía de
Eugenio de Salazar” (Asociación de Hispanistas
de las Provincias
del Atlántico. University of Prince Edward
Island. 2003);
"Revisión
de la historia oficial: la poesía transgresora
de la primera poeta
de las Américas, Leonor de Ovando" ("Cruzando
Fronteras en América
Latina". Tercer Congreso Europeo de
Latioamericanistas, Amsterdam, 2002);
“El diálogo
entre creación y lectura: el encuentro de
Leonor de Ovando y Nela
Rio” (traducción de_Elizabeth
Gamble
Miller._"Literary
Translation Workshop", St.Thomas University,
Fredericton, Canadá.
2002);
“Contribuciones
de la poesía de Sor Leonor de Ovando a la
historia de la literatura
hispanoamericana” (seminario de estudiantes
graduados. Visita auspiciada
por Department of Foreign Languages,
Department of English, the Center
for Applied Studies on American Ethnicity
(CASAE), The International Studies
Program, y the Guest Scholar Program of the
Graduate School. Colorado State
University. Colorado, EE. UU. 2000);
“La forma transgresora
del diálogo: la poesía de Sor Leonor de
Ovando” (Asociación
de Literatura Femenina Hispánica. Glendon
College. Toronto, Canadá.
Septiembre 2000);
“Coincidencia
Poética: la Poesía del Carmelo, España, y la
poesía
de sor Leonor de 0vando” (Asociación de
Hispanistas de las Provincias
del Atlántico. Mt. Allison University.
Sackville, N.B. 2000);
“Espacio de revelaciones,
la poesía de Leonor de Ovando”(7th
International Caribbean Women
Writers and Scholars Conference. Universidad
de Puerto Rico, Recinto Universitario
de Mayaguez, Puerto Rico. 2000);
“La poesía
y sus espacios” (Conferencia de inauguración.
The Millennium Circle
of Women Poets from Latin America and Spain.
Washington, D.C. 1999”;
“Bajo otra luz:
correcciones a la transcripción de los poemas
de Sor Leonor de Ovando”
(Asociación de Hispanistas de las Provincias
del Atlántico,
Canadá, 1999).
(Después
de consultar el original en la Biblioteca de
la Real Academia de la Historia,
entre las correcciones que hago las más
importantes son: Se mantiene
hasta ahora que los poemas de Sor Leonor son
cinco sonetos en respuesta
a otros de Salazar. El original muestra que
son cuantro sonetos en respuesta
a los de Salazar y un soneto en el que ella es
la primera interlocutora,
al que Salazar contesta. Esto es importante
para inferir aspectos de la
dinámica dialógica de estos poemas. Hay claras
discrepancias
entre la transcripción y el original en cuanto
al uso de mayúsculas
y minúsculas que resulta muy significativo
desde el punto de vista
semántico. Se puede observar que cambios de
desinencias verbales
causan la modificación del sujeto de los
verbos provocando ambivalencias
significativas. La ausencia del poema de
Salazar titulado “Sestina” agrega
una importante información sobre la familia de
Sor Leonor, en cuanto
a la mención de hermanos. En mi monografía doy
más
noticias de cambios y omisiones).
“Sor Leonor de
Ovando en los albores de la literatura
hispanoamericana” (conferencia magistral
en Santo Domingo, Rep. Dominicana. Feria
Internacional del Libro de Santo
Domingo. 1999). “La construcción del silencio:
la autocensura en
las escritoras hispanoamericanas” (II
Encuentro de Escritoras Latinoamericanas,
“Censura y autocensura”/The Second Gathering
of Latin American Women Writers,
PEN Internacional, Women Writers Committee.
Zapopan, Jalisco, México,
1998).
“Leonor de Ovando,
primera poeta en América” (En “Tres poetisas
de América vistas
por tres poetisas argentinas”, Academia
Iberoamericcana de Poesía.
Capítulo de Madrid. Biblioteca Pública del
Retiro. Madrid.
1998);
“Los Versos Sueltos
de Sor Leonor de Ovando” (Asociación de
Hispanistas de las Provincias
del Atlántico y Asociación de profesores de
español
y portugués. Mount Allison University, 1997);
“Sor Leonor de
Ovando y el ‘primor de la escritura' ”
(Encuentro de Poetas de la Academia
Iberoamericana de Poesía, Washington D.C.,
EE.UU. 1997);
“Sor Leonor de
Ovando, poeta del siglo XVI” (Asociación de
Hispanistas de las Provincias
Atlánticas y de la Asociación de Profesores de
Español
y Portugués. University of New Brunswick.
Fredericton, N.B. 1996).